Novena exposición pictórica virtual: «Acrobat» del artista José Santos

 

Si la imaginación, el oficio y la creatividad nos permiten crear trazos libres en donde el hilo conductor son figuras aún reconocibles, estamos ante el hilo conductor de Ariadna, en medio de una constelación donde todos los espectadores somos arrojados a desentumir nuestro yo más sedentario y antiestético a un nuevo puerto, en el cual nos imaginamos los periplos que tuvo que surcar el autor para tomar las riendas de una hermenéutica donde el dibujo que nos parece tan simple, abigarrado, libre y ameno en su ejecución y complejo en su composición, nos permite una lectura cada vez más familiar de sus procesos creativos.

¡Hazlo tú mismo! Reza una de las consignas que marcó una época llamada por los historiadores de la música y la cultura “Punk”.

La influencia de la música Punk y la cultura Post-punk en la vida cotidiana de José Santos está marcada y precedida por estos dibujos libres en los que da rienda suelta a la rebeldía de trazos que nos recuerdan lo más primitivo, lúdico y primario de nuestra primera infancia; pobre de aquel con rostro de adulto que ose pintar con la desfachatez y la libertad de un niño. La sociedad no soporta estos trazos que en ocasiones son tan libres que nos incomodan como espectadores ante una pantalla y un cubo blanco vacío de diálogos profundos con el interlocutor de estas piezas.
De algo estamos seguros ante estos dibujos que comprenden 10 años de creación y es que la intensa concentración que por meses precede a Santos en meditaciones que por ratos lo alejan del mundo trivial rinde frutos en medio de ensoñaciones estéticas.

Al que sabe esperar a las musas pertinentes, precedidas de música, le llega su recompensa y lo alientan a vivir en medio de raptos casi dionisiacos, así Santos acometerá en cualquier superficie en un acto destructor del status quo, en el cual sólo observamos a un artista que se está exorcizando de sus propios demonios internos, aquellos que le han permitido por medio de desechos de pintura offset, lápiz, plumas, acuarela e impresión de grabado, llevar su salud anímica a buen puerto.

Cantos y coros de colores, líneas que Santos sabe plasmar en superficies por muchos creadores olvidados, papeles que en otras manos parecerían dignos de tirar al cesto de basura y que para él son la manifestación de una historia oculta del arte contemporáneo que no retoma la innovación en la historia de los soportes artísticos.

La sublimación de una aparente pared en donde casi se siente y se perciben los ladrillos enmarcados por palimpsestos de frases imágenes y algoritmos urbanos que dictan el siguiente paso en la obra de José la cual estará plagada de un pluralismo de símbolos casi metafísicos aún por deletrear, aún por decodificar, aún por recitar.

Piezas en soporte de papel que como lo diría José, quieren ser mostradas por el simple hecho de contar una historia que encuentra en lo poco probable de su soporte artístico una nueva reincorporación de materiales hoy olvidados por la tradición académica del arte contemporáneo, reinterpretación del color y de las figuras por líneas convertidas en tótems, acrobacias en imágenes, en animales, en palabras, en símbolos que pasan a ser una muestra literaria de las constantes intervenciones del autor en las paredes urbanas de su memoria colectiva, en medio de un espectáculo que nos muestra a un artista que no quiere redes de protección ante caídas en acrobacias estéticas.

SERGIO HUERTA