Conversarán sobre la historia y la arquitectura del edificio que alberga la CCO

A través de un conversatorio, Dora Cecilia Aceves y Juan Pablo Vasconcelos Méndez compartirán la historia y la arquitectura del edificio que alberga actualmente la CCO

Conocer la historia y la arquitectura del conjunto monumental de Santa María de los Ángeles y los Siete Príncipes, edificio que actualmente alberga la Casa de la Cultura Oaxaqueña, “es valorar su permanencia en la actualidad, es sentirnos orgullosos de nuestra identidad cultural”, señaló la maestra Dora Cecilia Aceves Martínez quien junto con Juan Pablo Vasconcelos Méndez compartirán un conversatorio sobre esta temática en el marco del 49 aniversario de la CCO.

Aceves Martínez, quien es investigadora, historiadora y escritora, expuso que este conversatorio busca hacer hincapie en el valor material, cultural y patrimonial que representa el edificio de la Casa de la Cultura Oaxaqueña, pues dijo, las futuras generaciones deben conocer qué hay detrás de este inmueble histórico, de lo contrario -comentó- no podremos amar lo que no conocemos.

La Casa de la Cultura Oaxaqueña, recordó, se alberga en el edificio antiguo construido en el siglo XVIII, que originalmente ocupaba el Convento de Santa María de los Ángeles de las monjas Capuchinas Descalzas, quienes a partir de 1732 recibieron en su claustro a las monjas hijas de caciques oaxaqueños quedando situadas en el Templo de Santa María de los Siete Príncipes.

Posteriormente, con la expropiación de bienes de la iglesia, el convento fue desalojado y recuperado por el arzobispo Eulogio Gillow y Zavalza quien intentó crear un instituto de artes y oficios para personas de bajos recursos, proyecto que no prosperó. Fue hasta 1963 que el Gobierno de Oaxaca adquirió el inmueble para emprender su restauración, dos años después quedó listo para funcionar como la Escuela de Trabajadoras Rurales y luego como Escuela de Artes y Oficios donde se aprendían oficios como la fabricación de orfebrería, textiles y cerámica.

Fue en el año de 1971, mediante el decreto 236 publicado en el periodico oficial del Estado de Oaxaca, que se creó la Casa de la Cultura Oaxaqueña. Hoy a 49 años de distancia se sigue consolidando como la institución que brinda el primer acercamiento de las y los oaxaqueños con el arte y la cultura.

En ese sentido, Juan Pablo Vasconcelos Méndez, quien estará presente en este conversatorio, consideró que la celebración por el 49 aniversario de la Casa de la Cultura Oaxaqueña es distinta pero no por ello menos importante, por lo que indiscutiblemente es necesario desenpolvar los recuerdos que cada uno de las y los oaxaqueños tienen de esta institución.

“La Casa de la Cultura Oaxaqueña es el corazón de la cultura y del arte de la ciudad, porque de alguna manera se mantiene en el corazón de sus ciudadanos. Para mi lo más importante son las personas, sus vivencias en esta institución, su primer acercamiento con las artes”, comentó Vasconcelos Méndez quien cuenta con una amplia trayectoria como gestor y consultor en temas de comunicación y cultura.

El conversatorio: 1971 – 2020. Historia y arquitectura del conjunto monumental de Santa María de los Ángeles y los Siete Príncipes se transmitirá en vivo este lunes 29 de julio a las 18:30 horas a través de la pagina de Facebook de la Casa de la Cultura Oaxaqueña (facebook/casadelaculturaoaxaquena).

Cumple Casa de la Cultura Oaxaqueña 49 años como semillero de artistas

Bajo el slogan “2020: La memoria colectiva en disputa”, esta institución se ha propuesto hacer hincapié en la historia del quehacer cultural de la CCO
Oaxaca de Juárez, Oax. 25 de junio de 2020.- La historia de la Casa de la Cultura Oaxaqueña (CCO) se escribe desde el 3 de julio de 1971, cuando fue creada mediante el decreto 236 publicado en el periódico oficial del estado de Oaxaca.

Esta institución se ha ido consolidando como un espacio formativo en el tema del arte y la cultura, permitiendo con ello el fortalecimiento de la identidad oaxaqueña.

En los últimos meses, una gran parte de la población mundial está viviendo un acontecimiento sin precedentes permeando en diversos sectores, entre ellos el cultural, al cual pertenece esta noble institución.

A raíz de la pandemia del COVID-19, la CCO cerró sus puertas en un hecho histórico y la obligó a renovarse a través del uso de las nuevas tecnologías que, en la actualidad, le ha permitido llegar a sus alumnos, alumnas, usuarios y población en general.

Bajo el slogan “2020: La memoria colectiva en disputa”, esta institución se ha propuesto hacer hincapié en la historia del quehacer cultural de la CCO y recordar las incalculables aportaciones que las artes y el patrimonio cultural representan para la humanidad.

En ese sentido, la titular de la Secretaría de las Culturas y Artes de Oaxaca (Seculta), Karla Villacaña Quevedo, destacó que esta conmemoración nos obliga a reflexionar sobre el futuro del quehacer cultural, por el tema de la contingencia, agregó que han surgido áreas de oportunidad que han permitido llevar el arte y la cultura desde un plano digital, para acompañar la Jornada Nacional de Sana Distancia como lo ha instruido el gobernador Alejandro Murat Hinojosa.

Por su parte, el director general de la Casa de la Cultura Oaxaqueña, Jesús Emilio de Leo Blanco, indicó que en aras de fortalecer la participación ciudadana y la interacción del público con la tecnología, la CCO implementó a partir de la contingencia exposiciones pictóricas virtuales con la suma de grandes artistas, el proyecto de cuenta cuentos “Adormi-lados”, así como la convocatoria ¡Dile a tu tallerista qué significa para ti!, entre otras actividades para hacer más amena la contingencia.

Señaló que la presencia del COVID-19 ha obligado a un confinamiento amable por describirlo de alguna forma, ya que hemos estado recluidos en compañía de objetos, fotografías, muebles, libros, música y entretenimiento.

“Este aislamiento ha puesto en disputa nuestra memoria colectiva, de ahí que sea importante que los adultos promovamos y fomentemos la enseñanza artística de la infancia en alianza con instituciones que tengan como quehacer primordial la construcción de nuestra identidad, ya que el porvenir del espacio público radica en la perspectiva que tengan esos nuevos ciudadanos”, destacó de Leo Blanco.

Por tal sentido, la Casa de la Cultura Oaxaqueña ha preparado una celebración con actividades virtuales que constan de conciertos, conversatorios, exposiciones pictóricas y presentaciones de libro para conmemorar el 49 aniversario de esta institución que se ha consolidado como uno de los espacios más importantes de la capital oaxaqueña para el acercamiento de la cultura y las artes en sus diversas disciplinas.

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Cuarta exposición pictórica- “Mi vida: Istmo”, Shinzaburo Takeda.

Mi corazón es de un rojo ístmico

Las artes plásticas en nuestros días toman el vuelo y se difunden por otros medios, la pantalla electrónica es la pared de la sala de exposición. El color y la línea no dejan por ello de ser la visión de un espectador imaginario. El mismo pintor o autor de un cuadro se nos vuelve imaginario. Una visión completa. No nos alcanzan las metáforas para operar las palabras, apenas rondan el entendimiento. Virtual y virtuosa, una ojeada a sus mil mujeres del Istmo y de más allá; decimos del maestro Takeda y su obra pictórica.

Ojos sensatos, hasta cierto punto inocentes, de una realidad o de la sensualidad, se cubre bajo el pincel del maestro Shinzaburo Takeda, maestro de generaciones en Oaxaca. Sin más que un corazón de sol, entregado a la personalidad de quien lo ha compenetrado en lo imaginario.

La figuración de los rostros y los cuerpos femeninos trastocan un ambiente, son personas de una curiosa realidad en combinación animalina, como en el mito de los binniguláza: tener la capacidad de la trasmutación de los seres. En la obra de Takeda su mirada da siempre a lo una festivo, cercana a la divinidad. La obra takediana se filtra en el colorido que la gente misma se da de su ambiente. Las flores cubren los cubos de luz, quiebran el sol. Dejemos lo expuesto andar su camino.

Manuel Matus Manzo.

Shinzaburo Takeda
Seto, Japón, 1934

Shinzaburo Takeda nació en Seto, Japón, en 1934. Como habitante de un pueblo muy humilde donde la mayoría de sus habitantes elaboran cerámica, desde los 18 años Takeda destacó por su ingreso a la exigente Universidad de Bellas Artes de Tokio. Allí lo conoció el maestro Tamiji Kitagawa, quien había vivido en México y de regreso al Japón fue a residir a Seto, el pueblo de origen del Maestro Takeda.

Influido por las enseñanzas de Kitagawa, el maestro Shinzaburo Takeda quiso revivir la experiencia de su maestro y en 1963 se trasladó a la tierra de los grandes muralistas. El joven artista vivió once años en la Ciudad de México, estudiando con los grandes maestros del arte nacionalista.

En 1978 Takeda llegó a la región Mixteca de Oaxaca, donde fue seducido por la enorme riqueza cultural, social y natural del estado. No poca de la fascinación que Oaxaca ejerce en Shinzaburo Takeda proviene de su identificación como un acto de mímesis espiritual, con la cultura campesina que halló en los pueblos del sur de México. Esta cultura no se limitó solamente a la producción agrícola, sino que se manifestó asimismo en producciones estéticas de belleza extraordinaria y esencial originalidad. Con esto, el Maestro Takeda vio el reflejo de su vida como un abrasamiento total al ambiente oaxaqueño, cual se incorpora devotamente, no sólo en su obra plástica, sino también en su labor docente y de promoción artística.

El Maestro Takeda se convirtió en un japonés-oaxaqueño, al grado de establecerse en la capital del estado para vivir, crear y enseñar su notable arte. Desde 1979, el Pintor y Grabador nacido en Seto dedica un importante caudal de su tiempo y energía, en formar a los estudiantes de la Escuela de Bellas Artes de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca, en el camino de la Gráfica y la Pintura.

El 9 de noviembre del año 2012, el emperador Akihito otorgó la medalla de la Orden del Tesoro Sagrado, grado tercero, al Mtro. Shinzaburo Takeda por su labor como artista y maestro de varias generaciones de artistas oaxaqueños, surgidos en su mayoría de la Escuela de Bellas de la UABJO. Sólo otros tres ciudadanos japoneses residentes en México han recibido antes esta distinción imperial. En la ceremonia de entrega de la Orden del Tesoro Sagrado de este año, el Maestro Takeda fue el primero en ser reconocido con esta condecoración, por encima de embajadores, funcionarios gubernamentales y hombres de negocios. Así, el arte tuvo preeminencia en la entrega del reconocimiento imperial.

En el año 2017, se presento por primera vez el documental que lleva su nombre ‘Takeda’, dirigido por el Mtro. Ya’sib Vázquez Colmenares.

Actualmente, el maestro Takeda, reside en Oaxaca, México, con la incesante tarea de seguir pintando aquella vida oaxaqueña, aquel aspecto que solamente la mirada del Maestro puede distinguir, dando clases cada año a los jóvenes, que aún admiran su trabajo y miran el rumbo de una perfección técnica y artística; sin duda, su trabajo, su pasión, su vocación y aquello por lo que ha vivido.