Para llegar al libro

ARCHIVO GENERAL DEL ESTADO DE OAXACA

PARA LLEGAR AL LIBRO

Por Flavio Gómez Reyes

Los libros como los conocemos ahora, no siempre han sido así. Para llegar a este punto, han pasado por un largo proceso que ha evolucionado con esa búsqueda del ser por saber más. Primero los rollos de papiro, que resultaban de difícil manejo por su forma y tamaño. Luego los códices, formados por varios cuadernillos o bloques de hojas unidos por una costura; al ver que éstos se maltrataban por el uso, surgió la idea de protegerlos con tapas de madera sujetas con cintas de cuero. Después surgen las primeras ornamentaciones hasta llegar a encuadernaciones más elaboradas, con aplicaciones de dorado o inclusive incrustaciones de piedras preciosas; verdaderas obras de arte.

Antes de continuar definamos qué es una encuadernación: es la parte exterior de un libro, que tiene como función específica protegerle para su uso; también se le conoce con ese nombre, al proceso de creación de un libro de principio a fin.
Un libro está formado por un cuerpo y su encuadernación o cartera. El cuerpo del libro es un bloque de fojas dobladas por la mitad y dispuestas en cuadernillos, éstos unidos por una costura. La encuadernación o cartera, cubre al cuerpo del libro con un sistema de tapas y un lomo que protege a la costura.

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En el proceso de encuadernación, se utilizan materiales que se van transformando paso a paso con ayuda de herramientas específicas, hasta convertirse en un libro. Hilo, aguja y cintas de tela o piel, forman la costura y sus soportes. Cartón, piel, papel o tela se transforman en la cartera. Con la ayuda de brocha y adhesivo, lápiz, regla y escuadras, plegaderas, prensa, cúter y tijeras entre otros, se construye un libro.

El primer paso es formar el cuerpo del libro. Las fojas son dobladas por la mitad, marcando el doblez utilizando una plegadera de hueso. Para formar cada uno de los cuadernillos, se empalman cuatro o cinco fojas dobladas; el grosor del libro estará determinado por el número de cuadernillos, colocados unos sobre otros. Las estaciones de costura son los puntos por los cuales se pasa el hilo para unir unos cuadernillos con otros, estos puntos deberán ser marcados previamente y perforados.

La costura es fundamental como elemento que une a los cuadernillos. Para hacerla, el hilo se pasa a través del primer cuadernillo por las estaciones de costura, agregando uno por uno hasta unirlos todos. En ciertos libros, muy anchos o gordos, es necesaria la inclusión de soportes de costura o nervios, estos pueden ser de piel, cintillas planas de tela e incluso cordelillos formados por la torsión de hilos delgados; su función será la de dar mayor soporte a la costura y una unión más resistente entre el cuerpo del libro y la cartera.

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Las cabezadas, que pueden ser bordadas o falsas, se colocan en la cabeza y al pie de la lomera, algunas son muy coloridas y complementan su estética. Su función es evitar la entrada de polvo entre el lomo y la lomera, antiguamente iban unidas a la costura, lo que sumaba fortaleza estructural a la misma.

La cartera o encuadernación es la protección y presentación del libro, va desde lo más modesto a las exquisitamente decoradas. Está formada por tres partes: el lomo y dos tapas. Puede ser rígida, con una estructura de cartón o madera recubierta de un material flexible; las piezas que dan estructura se perfilan separadamente y se unen entre sí con el material de recubrimiento, que puede ser uno solo o la combinación de varios; o también ser flexible usando piel, pergamino, papel, tela o algún material sintético. El tamaño de la cartera deberá abarcar el ancho y largo del cuerpo del libro, idealmente un poco más para proteger los bordes del papel o cantos.

El endose, que tiene como función unir el cuerpo del libro con la cartera y proteger a la costura, va adherido a la lomera, puede ser de tela o papel, en una sola pieza o fraccionado. Las guardas, dos fojas lisas o decoradas dobladas por la mitad, tienen como finalidad cubrir la parte interna de la cartera, así como proteger al cuerpo del libro. Su unión debe ser muy cuidadosa, pues si no se hace de forma correcta, arruinará la encuadernación y todo el trabajo que ésta representa.

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El proceso de encuadernar es minucioso y lento pero muy gratificante. Si son encuadernaciones nuevas, de autor, o libros de artista, el encuadernador decide el nivel y el estilo, aportando sus propias ideas, incorporando otros materiales y procurando nuevos diseños. En el caso de los libros que hay en el Archivo Histórico del AGEO, existe una cantidad considerable que ha perdido su cartera, y al no tener indicios del tipo de encuadernación que tuvieron, no le rehacemos ni diseñamos nada nuevo; les es colocado un sistema de guardas que los protege pues es importante respetar la originalidad de cada libro, siguiendo el principio ético de la Restauración profesional.

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