Legitimidad o limpieza de sangre

ARCHIVO GENERAL DEL ESTADO DE OAXACA

LEGITIMIDAD O LIMPIEZA DE SANGRE

Por Luz María González

“Limpieza de sangre”, término que se ocupaba en la antigüedad como requisito para el acceso a cargos públicos; como son cofradías, órdenes religiosas, gremios, órdenes militares, etc., el cual no permitía la mescolanza de razas, cuestión bastante discriminatoria para algunos y de pleno orgullo para otros, quienes podían demostrar la “pureza de su sangre”.

Por tal motivo la limpieza de sangre era una cuestión de honor, demostraba ante todos los demás: no tener antepasados de otra religión, excluía a todos los conversos y a sus descendientes, siendo una cuestión más social que legal. Por lo tanto se hacía una distinción social: los que eran de una familia de cristianos viejos y el resto, descendientes de conversos, judíos o musulmanes, en el caso de la Nueva España, pertenecer a otra casta: indios, negros, mulatos, entre otros.

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En el siglo XVIII, ser limpio de sangre y puro, para algún cargo público resultaba de gran importancia y tenía que ser demostrado, era necesario que no se encontrara marca o seña que dijera lo contrario, por tal motivo el tomar posesión de algún cargo era necesario aclarar que se era apto y digno de merecerlo. Por ende, se realizaban distintas pruebas que aprobaran la verdad de aquel individuo, se recopilaban muestreos de testimonios reales, que aclararan y especificaran el conocimiento y la aceptación de la persona que requería ser partícipe de dicho encargo.

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Tal fue el caso de Don Dionisio María Peregrino y Briosso, que anhelando ser parte del ente religioso, se presentó ante el Muy Reverendo Padre Maestro Excelentísimo Provincial Francisco Pedro Rivas, Prior del Convento de Nuestro Padre Santo Domingo de Oaxaca, quien, ordenó a Fray Joseph María Aparicio, notario de Convento, que procediera a dar cumplimiento a la legitimidad o limpieza de sangre, iniciando con un interrogatorio a varios testigos que fueron presentados para declarar a favor del prospecto seguidor.

Fue así que el 3 de julio de 1786, se pudo presenciar tan importante acontecimiento religioso, cuyo fin era profesar dentro de la iglesia como servidor de Dios, tomar y vestir el Santo hábito, para lo cual se requería ser “Español Puro”, sin ninguna mezcla de bajo color.

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Por tal motivo se realizaban las conocidas: limpiezas de sangre, o legitimidad de sangre, que daban hincapié al resultado positivo de ser merecedor de dicho cargo, tras comprobar y aprobar el ser Europeo – Español puro por descendencia. Es así como se muestra que el objetivo religioso, de alguna manera era idealizar y percibir de manera distinta la concepción a la autenticidad de merecer y poder formar parte de algún grupo social, como los ministros de la iglesia; fuera de poder pensar en la vocación que pudiera tener el participante, se enfocaban en que la pureza de sangre prevaleciera ante el dominio de algún cargo importante de esa época.

Es significativo notar que la mezcla de sangre en tiempos antiguos era de gran valor, ya que de ahí se determinaba la concepción de ser digno o no de algo, sin embargo, el detallar que Dionisio María Peregrino y Briosso, ante sus testigos y el notario religioso, fue un ser plausible para cargo manifiesto, antes de obtenerlo, tenía que demostrarlo, tal y como lo marcaban las normas y los estatutos sociales.

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Este caso fue extraído de nuestro maravilloso acervo documental, perteneciente al Fondo; Gobierno, Sección: Secretaría del Despacho – Asuntos Religiosos, el cual se encuentra resguardado en el Archivo Histórico del AGEO, tema de relevante importancia, del que uno se siente anonadado por el antiguo concepto manejado para ser un meritorio servidor, capaz y digno para la sociedad.

Sin archivos ordenados no hay cultura, ni historia, ni transparencia. Los invitamos a conocer este y otros testimonios documentales del Archivo General del Estado de Oaxaca.