La inspección escolar en Oaxaca

ARCHIVO GENERAL DEL ESTADO DE OAXACA

LA INSPECCIÓN ESCOLAR EN OAXACA

Por Blanca Paola Pérez Garro

El Archivo General del Estado de Oaxaca, cuenta con muchos tesoros de los que podemos sentirnos maravillados y que en automático, nos hacen regresar a esos siglos para revivir toda esa esencia histórica.

En este artículo abordaremos la importancia de los inspectores escolares, lo que su figura representó dentro de la educación y todo lo que conllevó tener ese cargo, pues en el siglo XX esa tarea no fue nada fácil. El supervisor escolar debía ser una persona capacitada, organizada e imparcial para brindar asesoría a los maestros de forma efectiva.

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Para realizar una inspección de manera eficiente la persona que realizaba esta actividad, debía tener la capacidad y competencia en este campo. La supervisión tenía que estar dirigida al mejoramiento del proceso educativo, por lo mismo debía ser crítica y flexible, existiendo la verificación, innovación, mediación, información y evaluación para su mejor desarrollo. La supervisión es uno de los procesos más importantes que realiza el sistema educativo ya que gracias a este, se visualiza de forma directa el trabajo realizado por los docentes, se verifica el proceso enseñanza-aprendizaje, al mismo tiempo que se realiza un plan estratégico para el mejoramiento de dicho proceso. Desde la profundidad de los conocimientos existen dos tipos de supervisores docentes: los generales y los especializados.

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Con la información histórica de los documentos encontrados en el ramo de educación, hallamos un expediente del año de 1934, que muestra las actividades de los supervisores o inspectores. Narra desde el momento en que se asignaba a un inspector una zona para hacer su respectiva visita a los planteles educativos, hasta cómo realizaban una relación de las escuelas con expresión de su personal, sueldo que disfrutaban y otros anexos con los que contaban los establecimientos. Podían realizar aperturas, reaperturas de planteles, clausuras de fin de año, inscripciones, revisión de exámenes y los calendarios de estos. Realizaban la unificación de las ligas de padres de familia que funcionaban en los barrios, incorporaban a las escuelas primarias rudimentarias mixtas que funcionaban como particulares en las rancherías, también se daban a la tarea de realizar la instalación de escuelas para niñas, hacían trazos para planificaciones de terrenos y construcción de las casas-escuelas, convocaban asambleas por días en las escuelas para dar orientación a los maestros, propiciaban los cultivos de trigo y se las ingeniaban para hacer reconstrucciones de molinos.

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El inspector podía evaluar a los maestros que se habían graduado en las escuelas normales y los más aptos podían sustituir a los elementos poco competentes que tenían a su cargo los planteles, el encargado del departamento de educación pública le encomendaba que admitiera en las escuelas alumnos que no se habían inscrito en el primer curso de la primaria, y si existían en las regiones niños que no hablaran español, se proponía se establecieran cursos preparatorios en algunas escuelas con el objetivo de darles la enseñanza de la lengua nacional.

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Tenía la facultad para poner en marcha campañas sanitarias, podía hacer uso de las operaciones militares de la zona para realizar ejercicios militares con los alumnos. Estas operaciones servían a los maestros, para transmitirlos de acuerdo con la metodología correspondiente, a los educandos de las escuelas; de modo que las actividades y responsabilidades que tenían en sus manos, así como la educación y los espacios donde esta se desarrollaba, fueran los mejores posibles.

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Un expediente del distrito de Alemán Etla, San Andrés Zautla, del día 9 de julio de 1934, narra que las autoridades municipales, acompañadas de un grupo de ciudadanos fueron a informarle al profesor Fidel E. Zavaleta, subinspector escolar, que la Directora de la escuela rudimentaria mixta, no hacía apertura del plantel por haberse ido desde sábados anteriores a la fiesta de San Juan del Estado, y que los días miércoles por la tarde no trabajaba abriendo únicamente el plantel cuatro horas por la mañana, resistiéndose además a abrir el centro cultural nocturno, no obstante que la mayoría de los adultos lo pedía y por si fuera poco, todos los días por las tardes acostumbraba jugar barajas en el patio de la escuela con un grupo de jóvenes de la población, se dejaba ver con frecuencia por las calles paseando del brazo de algunos militares, los mismos que solían pasar por ella a la escuela, por lo que muchos padres de familia se rehusaban a enviar a sus hijos a sus clases para no “recibir mal ejemplo”. Por otro lado la directora amenazaba a la autoridad municipal diciéndoles que les mandaría al destacamento si llegaban a desobedecer órdenes absurdas: como la petición de que no se quitaran de la cancha unos tableros inservibles de basquetbol y si llegasen a hacerlo, ya sabían a lo que se atenían. En este caso el inspector sólo llegó a poner en advertencia a la directora de la Escuela de San Andrés Zautla, Etla, ya que tras un acuerdo con el Gobernador Constitucional, ella debería rectificar su conducta si no sería cesada de su empleo.

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De este modo, podemos ver el trabajo incansable y constante de los inspectores de los planteles educativos en Oaxaca y notar su importancia y relevancia en este ámbito, ya que tenían el control y autoridad sobre los padres de familia, alumnos y docentes y ante las autoridades municipales del pueblo. Sin archivos ordenados no hay cultura, ni historia, ni transparencia. Los invitamos a consultar este y otros Testimonios Documentales del Archivo General del Estado de Oaxaca.