Intervención plano de Teposcolula

ARCHIVO GENERAL DEL ESTADO DE OAXACA

INTERVENCIÓN PLANO DE TEPOSCOLULA

Por María Magdalena Heredia Espitia

El futuro es un vacío y el presente una realidad efímera que pertenece instantáneamente al pasado. Nuestro patrimonio es todo lo que sabemos de nosotros; lo que conservamos, nuestro único documento. Ese documento es nuestro faro en la oscuridad, la luz que guía nuestros pasos.

Philip Ward

Mientras leía esta frase me di cuenta de cuán importante es conservar, y ¿qué conservamos? Quizá algún recuerdo, amistades, un mueble, etc. Pero aterrizándolo al quehacer en el Archivo, nuestra pasión, compromiso y responsabilidad es conservar cada testimonio documental que cuenta la historia que forma parte de nuestra cultura y patrimonio, que es lo que nos da identidad.
Es así como llegó al taller de restauración de material gráfico y documental del AGEO, un expediente que contenía un plano de la región de San Francisco Tutepetongo, Teposcolula con fecha 1756; con el objetivo de estabilizar al plano para su exhibición. El primer paso para todo documento que llega al taller es diagnosticar y hacer una ficha clínica para saber qué tratamiento es el más adecuado.

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El plano de 43.5 X 60.6 cm, está hecho a partir de dos fojas de pulpa de trapo, unidas entre sí con una costura, reforzando la unión con cola y dibujado a mano con tinta ferrogálica. Los daños que presentaba eran polvo, marcas y roturas por los dobleces, faltantes por ataque de termitas, bordes abrasionados y deformaciones por humedad, algunas causadas por las intervenciones anteriores mal practicadas que ya estaban en mal estado. Como parte del expediente, el plano venia adherido a las hojas con una costura y por su tamaño, doblado en cuatro partes.

A simple vista, no existía ningún problema estructural, sólo se necesitaba remover las intervenciones anteriores, corregir arrugas, recuperar la forma plana y reforzar algunas roturas. Al retirar los refuerzos en mal estado, comenzó a hacerse evidente un problema mayor: las múltiples arrugas del plano habían sido “corregidas” en la intervención anterior con un pliegue que ocultaba parte del dibujo de una casita y texto.

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Esta nueva información nos hizo replantear la propuesta, pues resultaba crítico conservar la información contenida en el documento. Por otro lado, los principios de restauración que nos rigen son el respeto por el original y la mínima intervención necesaria, esto es: meterle mano lo menos que se pueda.

Las arrugas sólo podrían ser corregidas con un proceso de lavado, pero esto haría que ambas fojas del plano crecieran de manera distinta generando un desfase y tendríamos que hacer coincidir todas las partes del plano. Para evitar daños estructurales en el documento habría que remover la costura, pero se trataba de la costura original del siglo XVIII. ¿Qué hacer?

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Tras valorar la problemática, determinamos que la prioridad era recuperar la información, por lo que se retiraría el hilo original con extremo cuidado para colocarlo de nuevo después de lavar y laminar el plano.

Después del lavado, al unir las hojas, nos enfrentamos con lo que sabíamos que sucedería: ambas fojas no coincidían. Con mucho cuidado y por qué no decirlo, destreza, unimos las hojas enfocándonos en nuestro objetivo: que toda la información escrita estuviera a la vista, mientras el papel aún seguía mojado. Un extremo del plano quedaba muy desfasado, aunque no tenía texto era evidente que no coincidían las partes, así que seguimos intentando rápidamente, hasta que logramos que ambos extremos coincidieran y el desfase fuera mínimo.

Colocamos una hoja de papel japonés para darle mayor soporte y secamos de manera controlada prensando el papel. Se hicieron pequeños injertos en las áreas faltantes y se volvió a coser con el hilo original de la misma manera que estaba hecho inicialmente.

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Aunque al principio el problema estructural del plano no parecía necesitar una intervención mayor, conforme avanzaron los procesos, el documento fue requiriendo soluciones distintas. Las problemáticas en cuestiones de restauración deben ser valoradas desde la técnica y desde la ética y, pese al gran reto que significó que todos los materiales reaccionan de diferente forma, el verdadero dilema resultó durante la discusión reflexiva que implicaba someter al plano a un proceso por demás invasivo. La función de los Archivos es contribuir a la conservación de la memoria para que muchas más generaciones conozcan la historia de su pueblo, su origen y cultura y en este sentido, ese fue nuestro argumento de mayor peso para determinar el objetivo principal de la intervención del plano de San Francisco Tutepetongo, Teposcolula.

Sin archivos ordenados no hay cultura, ni historia, ni transparencia. Los invitamos a conocer este y otros testimonios documentales del Archivo General del Estado de Oaxaca.