Equipo de bioseguridad en el archivo

ARCHIVO GENERAL DEL ESTADO DE OAXACA

EQUIPO DE BIOSEGURIDAD EN EL ARCHIVO

Por Saray Luis Núñez

Por muchos siglos y casi durante todo el siglo XVIII, la mayoría de la gente estaba convencida de que el agua, y especialmente la caliente, era insalubre. Pensaban que permanecer en remojo facilitaría la entrada al cuerpo todo tipo de enfermedades y por ese motivo evitaban asearse con frecuencia.

Hasta ese momento y debido a que en los hogares no había agua corriente, una de las soluciones más comunes para defecar eran los orinales. Su contenido en muchas ocasiones era arrojado por una puerta o ventana al grito de: ¡Agua va! ¿Qué hacían durante siglos anteriores para asearse tras hacer sus necesidades? Si eras rico utilizabas una especie de venda tejida, pero si eras pobre sólo podías echar mano de papeles y trapos usados, hojas de árboles o plantas, musgo y cuando no, la propia mano.

[custom_gallery source=»media: 4050″ limit=»1″ link=»lightbox» width=»280″ height=»400″]

Las enfermedades son causadas por microorganismos, los seres más primitivos y numerosos que existen en la Tierra, colonizan todo ambiente: suelo, agua y aire, participan de forma vital en todos los ecosistemas y están en interacción continua con las plantas, los animales y el hombre. Se clasifican en cuatro grupos: bacterias, virus, hongos y protozoos; cada uno de estos grupos posee aspectos diferentes en cuanto a su relación, estructura, morfología, nutrición y reproducción.

Una investigación llevada a cabo por científicos del instituto de investigación Max-Planck-Gesellschaft, en Alemania, muestra que en cada metro cúbico de aire flotan entre 1.000 y 10.000 esporas. Cada inhalación que realiza una persona contiene entre 1 y 10 esporas, muchas de las cuales al entrar en contacto con los pulmones pueden desencadenar alergias y diversas enfermedades en personas susceptibles. Así que los microorganismos están en todas partes, alrededor de nosotros; convivimos con ellos a cada momento, casi sin darnos cuenta.

El papel, de naturaleza orgánica, suele ser fuente de alimento y sustrato perfecto para que los microbios habiten en él. En el caso de los hongos, oscuridad, calidez y un poco de humedad son suficientes para reproducirse y crear grandes colonias; las bacterias no requieren mucho más, y algunas veces incluso parasitan a los hongos. Esta colonización provoca grandes deterioros en el papel, hasta el punto de incluso, desaparecerlo.

[custom_gallery source=»media: 4051″ limit=»1″ link=»lightbox» width=»280″ height=»400″]

En el Archivo Histórico del AGEO se resguardan documentos que datan del siglo XVI a la primera mitad del XX ¿Puede usted imaginar la cantidad de microorganismos que han hecho colonia en ellos? Este material infectado es tratado para eliminar o inactivar los microorganismos y evitar que sigan replicándose y deteriorando el papel, o infectar a alguien.

Para tratar con este tipo de material es necesario usar un equipo de bioseguridad para el cuidado personal. Este debe proveer protección adecuada y usarse correctamente, pues no se sabe con exactitud qué tipo de microbios se encuentran concentrados en los documentos.

El equipo de protección personal crea una barrera entre el individuo y los microorganismos que reduce la probabilidad de tocar, inhalar o exponerse a ellos. También protege al usuario de polvo, residuos y otras sustancias que se utilizan en la desinsectación y la desinfección de los documentos.

[custom_gallery source=»media: 4052″ limit=»1″ link=»lightbox» width=»280″ height=»400″]

Este equipo consiste en:

Guantes de nitrilo. Protegen las manos del usuario de microbios y ayudan a reducir su propagación, además evitan el contacto directo con sustancias utilizadas en los procesos de conservación y restauración de los documentos.

Respirador de alto nivel para partículas. Crea un sello hermético alrededor de la nariz y la boca para no inhalar partículas de polvo y reducir la exposición a microorganismos.

Overol de Tyvek. Protege la ropa de contaminarse con partículas, esporas y polvo, para que estos se queden en el área de trabajo y no acompañen al usuario a su casa.

Cofia de cirujano. Protege el cabello evitando el contacto directo con las esporas de hongos y otros microorganismos para prevenir infecciones en el cuero cabelludo.

Zapatos cerrados. Los pies descubiertos son más propensos a contraer una infección por hongos, por lo que el uso de zapatos cerrados es obligatorio.

Lentes de seguridad. Protege los ojos del contacto con bacterias, hongos y/o virus, evita el contacto directo del polvo y previene una conjuntivitis.

[custom_gallery source=»media: 4053″ limit=»1″ link=»lightbox» width=»280″ height=»400″]

Existen riegos para la salud si no se utiliza el equipo de bioseguridad adecuadamente. El personal expuesto a microorganismos puede ser propenso a una alergia respiratoria, cutánea, infección ocular, otitis, e incluso dermatitis. Es importante lavarse las manos antes y después de ir al baño, para ingerir alimentos y al comenzar y terminar la jornada laboral para evitar cualquier otro tipo de enfermedad.

La implementación de normas de higiene y seguridad son de suma importancia para prevenir riegos que puedan llegar a causar daños en los trabajadores.