El libro al desnudo

ARCHIVO GENERAL DEL ESTADO DE OAXACA

El libro al desnudo

Por Flavio Gómez Reyes

Es bien sabido que los archivos documentales no han sido valorados, se han dejado en el olvido por mucho tiempo y para guardarlos se ha recurrido a lugares poco adecuados, húmedos, oscuros, mal ventilados, mal iluminados, como edificios coloniales o incluso en los sótanos. Además de no contar con personal capacitado para su manejo, al grado de que en ocasiones han llegado a ser mutilados. Motivo por el cual los documentos, libros, fotos, planos y demás material se han deteriorado a tal grado, que en muchos casos es tan grave que poco o nada podemos hacer para rescatarlos.

Los libros del Archivo General del Estado de Oaxaca padecieron de estas condiciones, como resultado tenemos algunos libros sin cartera, que en su momento fueron encuadernaciones bien terminadas ya que existen varios ejemplares en buenas condiciones.

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Cuando recibimos un libro en el taller de restauración lo primero que hacemos es limpiarlo, aspirarlo y desinfectarlo si lo necesita. Valoramos el deterioro que ha sufrido para el trabajo que requiere. Después intervenimos el cuerpo, de ser necesario se le hacen injertos, laminados a las hojas; refuerzo o reposición de costura, injertos o reposición de guardas dependiendo del caso.

Como parte del proceso de restauración, cuando nos encontramos ante un caso en el que solo tenemos el cuerpo del libro “al desnudo”, buscamos indicios del tipo de encuadernación y el o los materiales que lo recubrían. En caso de no encontrar ningún dato procedemos a encuadernarlo con el mismo estilo y con materiales similares a otras encuadernaciones de la misma temporalidad.

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El cuerpo del libro que ilustra este artículo es del siglo XIX, una pieza de gran tamaño y muy pesado, características por las cuales nosotros los llamamos libros de gran formato.

Se le hizo una encuadernación rígida entera en gamuza, con cartones de un centímetro de espesor, proporcional al tamaño del cuerpo. Se trabajó un endose en la lomera adecuado para que soporte el peso, no pierda flexibilidad y no tengamos problemas a la hora de abrirlo durante la consulta.

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Se le hicieron cabezadas falsas en gamuza teñida, el lomo es también en cartón de un centímetro de espesor con una media caña (curvatura) muy pronunciada.

Estos libros son tan grandes que para recubrirlos se requiere de una piel completa y en algunos casos se tiene que empalmar o trabajar otro estilo de encuadernación. En este caso el recubrimiento fue de una sola pieza, en color tabaco. Cuando se usa piel para recubrir, debemos desvirar (rebajar la piel) todos los bordes y las zonas de la cañuela; en este ejemplar, decidimos que en las zonas el desvirado fuera mínimo para no perder resistencia del material.

Una vez que tuvimos lista la gamuza se armó la cartera a medida y después se procedió a montar el cuerpo. Por último se pegaron las guardas y nuestro libro restaurado y reencuadernado quedó terminado.

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Lo invitamos a conocer este y otros ejemplares en el Archivo General del Estado de Oaxaca.