Descubriendo la fotografía antigua en el AGEO

ARCHIVO GENERAL DEL ESTADO DE OAXACA

Descubriendo la fotografía antigua en el AGEO

Por Marlén Vera Ruiz

Como trabajadora del Archivo General del Estado de Oaxaca, he contado con la fortuna de apreciar de cerca los tesoros que guarda en su interior; fotografías que son una herencia invaluable para los oaxaqueños, que relatan la vida de esos años que formaron a Oaxaca como la conocemos ahora. Entre mis manos han pasado imágenes que provocan ternura, sorpresa y hasta risa, pero también hay otras que estremecen, que provocan llanto y dolor al mirarlas; fotografías que encierran terribles historias, que se leen sobre los documentos que las acompañan.

Imágenes que tienen diferentes texturas, que me trasladan al instante en que suena el obturador de la cámara. Fotografías brillantes con tonos que van desde los negros, pasando por los amarillos y morados, hasta los tonos azules, que me hacen añorar esos momentos familiares de convivencia con los abuelos, que entre brumas puedo recordar.

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Las sensaciones que transmiten las imágenes, se ven potenciadas gracias a los acabados y colores que cada técnica empleada dota a la fotografía y que se encuentran en el Archivo Histórico del AGEO. He podido observar técnicas como la albúmina, que se realizaba con clara de huevo batida, la cual se dejaba reposar hasta estar podrida y después con un poco de plata y otras mezclas, formaban una imagen amarillenta, que con el paso del tiempo se van desvaneciendo.

También he visto el colodión, que empezó a utilizarse en 1860. Las fotografías hechas con esta técnica cuentan con una superficie lisa y brillante muy difícil de reconocer, porque debido a la pureza de su hechura, se puede confundir con otras técnicas como la plata gelatina, que a simple vista tiene una apariencia casi idéntica. Gracias a la experiencia adquirida en el Archivo y haciendo un estudio minucioso, he podido identificarlo cada vez con mayor facilidad.

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Hay una técnica que encontré también en el Archivo, que me gusta mucho por la facilidad con que se hace, su color y los detalles característicos que puede verse en cada fotografía, se trata de la cianotipia, descubierta en el año 1842. Es una técnica que solo requiere una mezcla a base de sales de hierro, papel de algodón y el resto lo hace la luz del sol, ya que los papeles tratados con las sales se vuelven sensibles a la luz, y al exponerlos a la luz directa del sol, la imagen se revela en tonos azules. Cuando se descubrió se hizo muy popular debido a lo barato de los materiales con que se elaboraban. En el AGEO, no solo hay fotografías sino también copias de documentos, planos, croquis y mapas realizados con esta técnica.

Las fotografías con las que he logrado trabajar, en su mayoría fueron realizadas en la técnica de plata/gelatina, que comenzó a aparecer en el año 1885. Cuando la imagen era hecha con una técnica impecable, la imagen era de color blanco y negro con gran contraste, pero pueden aparecer en tonos cafés, dependiendo de la forma en que se imprimían. También pueden ser brillantes o mates, es decir con un color opaco, o pueden tener textura. Esta técnica presenta diversos acabados, dependiendo del motivo para el que fueron hechas.

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He encontrado retratos de extranjeros que llegaron a poblar la ciudad y trabajar como mercaderes, también fotografías de nuevos elementos incorporados a alguna dependencia, como la policía. Fotografías de niños, que no pasaban los 15 años y que eran alistados a las filas de la policía municipal, para cumplir un deber, pues en los tiempos de la Revolución, era un honor poder cumplirlo. También he visto con asombro y pesar, fotografías forenses que provocan sufrimiento al leer los documentos que las acompañan; aunque también dan testimonio de la época ayudándonos a entender la historia de ese momento.

Durante los 4 años que he trabajado con una pequeña parte del Archivo Histórico del AGEO he aprendido a observar las fotografías, no solo a mirarlas. Desde identificar con qué proceso están hechas y en qué momento de la historia podemos ubicarlas, hasta los deterioros que pueden presentar si no se toman las medidas necesarias para su correcta conservación.

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Es por eso que, junto con mis compañeros, he brindado mis conocimientos, con respeto y amor, a la conservación del legado fotográfico y documental, de la comunidad oaxaqueña.