El valor de la memoria

ARCHIVO GENERAL DEL ESTADO DE OAXACA

EL VALOR DE LA MEMORIA

Por Jacobo Babines López

Cuando se habla de memoria, se hace referencia a la capacidad de recordar lo que fue vivido. De manera general, la memoria se construye a lo largo del tiempo a partir de las vivencias cotidianas pero también, de cosas que no realizamos directamente pues muchas veces se recuerdan hechos o eventos que no fueron experimentados, pero son importantes para la construcción de la memoria de una región, de una localidad, de un pueblo o de una nación.

De acuerdo a Débora Adriano Sampaio “la memoria puede entenderse por la capacidad que tiene el ser humano de retener los hechos y las experiencias vivenciadas en el pasado, para trasmitirlas a las nuevas generaciones a través de diferentes soportes como el lenguaje, la música, las imágenes, los objetos, los documentos, etc.” Para Jacques Le Goff, “la memoria representa la conservación de informaciones individuales o colectivas de determinados hechos, acontecimientos, situaciones, reelaboradas constantemente.”

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Todo esto se manifiesta de alguna manera con la Ley General de Archivos, publicada el 15 de junio de 2018. En el Artículo 9, considera a los documentos públicos de los sujetos obligados con un doble carácter: son bienes nacionales con la categoría de bienes muebles y son monumentos históricos con la categoría de bien patrimonial documental, bienes que resguardan la memoria de nuestra Nación.

Hay que considerar que los Archivos repercuten e influyen en la generación de la memoria, identidad y pertenencia de un conglomerado social y una cultura común. Las fuentes documentales, evidenciadas en el patrimonio documental de las instituciones, forman el testimonio tangible de sus antecedentes culturales, así como la necesidad de un proyecto integrador que involucre el rescate del patrimonio documental y su difusión social. Los procesos que se realizan desde los Archivos favorecen el rescate, la organización, conservación y difusión de la riqueza cultural y del patrimonio documental y con ello, la memoria e identidad de las naciones.

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El rescate y protección del patrimonio documental y por consiguiente, de la memoria e identidad, es una tarea multidisciplinar que requiere la colaboración de los profesionales, autoridades, público y usuarios en general. En este sentido, los Archivos fomentan la socialización de la memoria documental.

Este patrimonio es una construcción socio-cultural, pues está asociada a la percepción del paso del tiempo y de la necesidad de retenerlo materialmente, a través de documentos que registren los acontecimientos del pasado y que necesitan ser recordados por la trascendencia social que disponen. Son precisamente en estas construcciones socioculturales en las que se sustentan, que se construye y reconstruye la memoria y con ella, la identidad cultural. Es en este escenario donde los Archivos intervienen, dándole tratamiento a las construcciones socioculturales en forma de documentos.

Muestra de ello son los documentos que se resguardan en el Archivo Histórico del AGEO, como la Carta General del Estado de Oaxaca, formada por la Comisión Geográfica-Exploradora que laboró en 1912, y publicada por la Dirección de Estudios Geográficos y Climatológicos en 1916. Este mapa nos proporciona información de los ferrocarriles, campos petroleros, caminos de transporte, rutas aéreas, además de la orografía de esta entidad, ilustrado con varios colores, que nos da una idea del uso y espacio del territorio en que vivimos.

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La Real Provisión Ordinaria del año 1672, da seguimiento al pedimento de Doña Antonia María de Zúñiga, vecina de la ciudad de Antequera del Valle de Oaxaca, “para que se le entregue una negra su esclava, que ha huido de su lado, llevándose a una negrita hija suya”. Las cuales fueron localizadas y devueltas a Doña Antonia, como su legítima dueña. Este documento nos rememora cuando la esclavitud era una acción permitida en lo social, político, como por preceptos religiosos.

También se resguardan los planos del Teatro Casino Luis Mier y Terán, elaborados en 1908, por la compañía Arthur Frantzen, en la ciudad de México. En ellos se aprecia el acceso, escaleras, palcos y el escenario que lo conforman, antecedentes arquitectónicos e históricos del actual Teatro Macedonio Alcalá, patrimonio de nuestro estado.

Por último, mencionamos la memoria de los linderos de Tutepetongo, Teposcolula, del año 1768, “pintura sacada de su original que por ser muy antiguo está muy roto”, misma que presenta el cacique Bartolomé de Avendaño como prueba de la posesión de estas tierras, dentro del proceso que sigue con las otras partes interesadas.

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Todos estos documentos son testimonios resguardados en el Archivo Histórico del AGEO, pero que requieren ser consultados para ser parte de la memoria de nuestro Estado y a la vez, si se da el caso, sean considerados como parte de nuestra identidad. Por esta razón los invitamos a consultar nuestros fondos documentales, donde encontramos verdaderos tesoros que están a su disposición para rescatar la Memoria de nuestra patria chica.