El Conservador-Restaurador ¿Artesano, Artista, Falsificador o Profesionista?
ARCHIVO GENERAL DEL ESTADO DE OAXACA
El Conservador-Restaurador ¿Artesano, Artista, Falsificador o Profesionista?
Por Dara Araceli Valencia Hernández
Las ventanas manchadas por los años y el polvo dan paso reticente a los escasos rayos de luz que iluminan con dificultad un taller decorado con restos de brillante pintura en las mesas, lámparas y libreros. Las capas de polvo opacan las superficies y otorgan un ambiente avejentado y agradable a los objetos que allí se encuentran: libros incunables, pinturas, pergaminos con proclamas y sellos lacrados. En un rincón se observa un pequeño y encorvado hombre ya entrado en años, trabajando afanosamente con sus puños arremangados, inclinado sobre un libro desnudo; la cartera usada yace en el piso mimetizándose con el polvo y restos de material desechado, mientras que el cuerpo del viejo libro, se encuentra firmemente sujeto en una prensa de acabados donde el hombre retira con cuchillo los restos del envejecido e inútil adhesivo. El artesano aprendió el oficio de su padre, quien a su vez lo aprendió de su abuelo; su experiencia y legado familiar, le han enseñado a hacer finas y bellísimas encuadernaciones y también, por qué no, a dignificar libros viejos que el exceso de uso y los años, han afeado y hecho inservibles…
¿Cuántos no habrán evocado una imagen similar al pensar en un restaurador de libros? Si usted, amable lector, es uno de ellos, lamento informarle que el personaje descrito anteriormente dista mucho de ser un restaurador. Probablemente se trate de un diestro artesano, con superiores habilidades manuales, capaces de poner a muchos en vergüenza, sin embargo, la maestría para ejecutar bellas creaciones y “remodelar, refrescar o renovar” objetos antiguos, no es parte del perfil de un verdadero restaurador.
Si bien es cierto que la restauración nació gracias a un reconocido falsificador del siglo XIX, lejos estamos ya de aquellos tiempos en los que el anticuario gozaba de la autoridad suficiente para restaurar los bienes, e incluso caer en falsificaciones en pro de la estética a beneplácito público. El largo andar para lograr la profesionalización de la restauración logró su reconocimiento tras el Congreso Internacional de Conservación de Bienes Culturales, celebrado en Granada en 2011, cuando se institucionalizó, el 27 de enero como el Día del Restaurador, fecha del nacimiento del arquitecto y escritor francés Eugène-Emmanuel Viollet-le-Duc, famoso por su maestría y monopolio en el “arte de la restauración”, razones por las cuales durante años se le ha reconocido como el “Padre de la Restauración”.
La restauración nace pues, como una actividad enfocada a las bellas artes, principalmente hacia la arquitectura. En sus inicios existían dos posturas principales, que eran diametralmente opuestas: la escuela de Viollet-le-Duc con su “restauración esteticista”, que se decantaba por intentar restituir al edificio su condición originaria, con resultados más apreciables cuanto más difícil resultase distinguir el original de la reconstrucción, despojándolo de todo agregado posterior que no correspondiera a la estética estilística con que fue concebido.
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Por otro lado, la escuela de John Ruskin, en Inglaterra, que condenaba cualquier intervención realizada a los monumentos, argumentando que debía permitírsele al edificio envejecer y morir con dignidad, únicamente conservando el paraje y el contexto alrededor, que permitieran a la ruina camuflarse con el paisaje.
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Tan opuestas como lo eran estas posturas, crecieron cada una en seguidores, habiendo personajes que intentaban llegar al punto medio entre ellas. Tal es el caso de Camilo Boito y de Gustavo Giovannoni, quienes se rehusaban a adoptar la idea de dejar morir a un monumento, pero tampoco estaban a favor de intervenirlo de manera que se recurriera a la reconstrucción arbitraria.
La disertación de Boito para lograr con éxito este punto intermedio, aportó una de las principales máximas de la restauración, que aún hoy en día perdura como elemento crítico y necesario para legitimar la ética de un verdadero trabajo de restauración: la distinción de la intervención, de manera que todo añadido sea fácilmente distinguible del original para evitar caer en falsificaciones. Giovannoni, por otro lado, sostiene que debe respetarse la apariencia que el paso del tiempo ha dejado sobre los materiales, buscando únicamente darles estabilidad.
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La calidad científica de esta escuela, surge para hacer coincidir ambos argumentos a partir de: 1) el empleo de la metodología científica básica, enfocada en los bienes patrimoniales; 2) el entendimiento sociológico de la importancia del bien en la sociedad para identificar la necesidad de su conservación y; 3) las habilidades necesarias para intervenir el bien de manera acertada y respetuosa.
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Por todo lo anterior, querido lector, aun cuando no haya mucha presencia de restauradores en nuestro país, la figura del Conservador-Restaurador surgió en México desde los años 60; hoy por hoy, es resultado de una carrera profesional de 5 años que se basa en la escuela de la restauración científica, delineando el perfil ideal para el encargado de la preservación de los bienes patrimoniales, tales como los documentos que se encuentran en los archivos. Como Conservador, tiene la información suficiente, para tomar las decisiones y acciones necesarias que garanticen la permanencia de un bien, sin necesidad de la intervención directa; por otro lado, como Restaurador, es el especialista que cuenta con las habilidades y conocimiento de técnicas y materiales adecuados para llevar la tarea de intervenir y restaurar cada caso específico.
Tras 5 años de estudio profesional, y la experiencia necesaria sobre bienes patrimoniales, con la responsabilidad que todo ello implica, no me resta más que desearle a todos los colegas y por supuesto, también a todos los colaboradores técnicos que contribuyen con la preservación de nuestro patrimonio ¡Feliz día del Restaurador!
Santa María Ahuehuetitlan ¿Simarronas?, Huajuapam de León.
ARCHIVO GENERAL DEL ESTADO DE OAXACA
Santa María Ahuehuetitlan ¿Simarronas?, Huajuapam de León.
Solicitud de cambio de nombre.
Por Ana Paola García Mejía.
Los documentos resguardados en el Archivo Histórico del Archivo General del Estado de Oaxaca, nos muestran parte del patrimonio histórico de nuestro país, un reflejo de la organización social y política de las Instituciones que han sido creadas con el paso del tiempo para dar pie a los diferentes proyectos de gobierno; uno de los proyectos que marcaron un punto clave en la formación de la sociedad en la actualidad es el pasado Colonial que resulta de particular interés por la gestación de ideas de libertad e independencia que condujeron a la formación de una Nación. Sin embargo la búsqueda de libertad se queda atrapada en el lenguaje, se reproducen en la cotidianidad, palabras que representan y definen por medio de adjetivos a personas y pueblos, dando cuenta que siguen quedando en la memoria rastros de dominación traducidos en discriminación.
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Lo anterior lo podemos observar en la solicitud presentada en el año de 1900 por los Agentes Municipales del pueblo de Santa María Ahuhuetitlan Simarronas, Distrito de Huajuapam ante el Honorable Congreso del Estado de Oaxaca para la sustitución de su actual nombre al antiguo o primitivo de origen. Las autoridades y principales de dicho pueblo señalan a bien el sobre nombre de “Ahuehuetitlan”, siendo efectivamente la ubicación geográfica un llano con árboles conocidos como ahuhuetes, sin embargo lo que da lugar al ocurro, proviene del denominado “Simarronas” el cuál era usado para actos oficiales y públicos. Puesto que como manifiestan, se encuentran en “una época de libertad y de progreso (una libertad producto de una lucha como pueblo independiente y progreso como bandera de la época Porfiriana)… es merecedor que se borre por siempre cualquier huella del pasado”.
¿Por qué “simarronas” o cimarrones resultaría un huella del pasado digna a borrarse para siempre? Durante la época Novohispana, se le denominó cimarrón aquel individuo africano o afrodescendiente que huía del sistema de esclavitud, para algunos historiadores, era un ente social y político que mediante sus acciones afectó directa o indirectamente la economía de las potencias europeas en las colonias. Para los Agentes Municipales de Santa María Ahuhuetitlán , fueron sus antiguos pobladores, habitantes salvajes quienes pudieron merecerse ese apodo, sin embargo, ya siendo un pueblo civilizado, y sus prácticas sociales cambiadas, no pueden resignarse tan despreciativo calificativo, es por ello que solicitan ante el Gobernador del Estado de Oaxaca, se suprima dicha palabra.
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Para la gestión de dicha solicitud, fue necesaria la intervención del Presidente Municipal y Jefe Político del Distrito de Huajuapam, el Licenciado Juan de Dios Flores y León quien por orden del Gobernador del Estado de Oaxaca, dio informe sobre el justo cambio de nombre por tratarse de una referencia despectiva hacia dicho pueblo, dando seguimiento, la Comisión de Gobernación que presenta como históricamente para los cambios de nombre de poblados, alternativas utilizando apellidos gloriosos o personajes importantes, siendo de su elección el apellido González, en ese entonces Jefe de Estado, el General Martín González, por ser considerada su lealtad como político, su energía como magistrado y su afán por el bien público; es así como se hace la propuesta de Decreto ante los Diputados del Congreso del Estado de Oaxaca, el día 30 de septiembre de 1901.
Es el día 9 de octubre de 1901, cuando en la Sala de Comisiones de la Honorable Cámara de Diputados del Congreso del Estado de Oaxaca, aprueba el proyecto que buscaba dejar a un lado una palabra que al paso de los años representaba una idea de discriminación y contra la libertad; y desde ese día el pueblo será llamado según el Artículo único del Decreto Número 2: “Ahuehuetitlan de González”.
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En el Archivo Histórico del Estado de Oaxaca, con la clasificación: Fondo Gobierno, Sección Congreso del Estado y once fojas, podemos observar el camino de la gestión de la Administración Publica donde se muestra el seguimiento de toda solicitud para cambio de nombre o estatus ante el Congreso del Estado, las diligencias con informes y autoridades involucradas, Proyectos de Decretos, Decretos y autorizaciones para la Publicación en el Periódico Oficial del Estado.
Archivos, reprografía y teatro Macedonio Alcalá.
ARCHIVO GENERAL DEL ESTADO DE OAXACA
ARCHIVOS, REPROGRAFÍA Y TEATRO MACEDONIO ALCALÁ.
Por Stella Camargo
En algún punto de la vida, a todo ser humano le urge y necesita conocer su historia. Se oye por todos lados que la gente quiere estar informada y documentada. Se oye también que en algunos países se crean “comisiones de la verdad” porque las víctimas requieren conocerla frente a las graves violaciones a los derechos humanos que cometieron sus gobiernos.
Casi nadie tiene claro que a todo lo anterior se accede gracias a los archivos, a los que no se les da la importancia que merecen. Quizás algunos de los que leen este artículo no sepan que el derecho a la información y el derecho a la verdad son dos derechos humanos que viven en los repositorios.
Si bien los archivos son neurales en un buen gobierno, no son exclusivos de la administración pública. Todas las ramas de la vida y la cultura necesitan de ellos, la ciencia, las artes, etcétera. Más que importantes, los archivos son vitales, esenciales y necesarios para las personas y no solo para ellas, también para las instituciones y la sociedad en general. Desde la planeación de un gobierno hasta la construcción de un proyecto de vida se necesita de los archivos. De la sociedad, al individuo, la vida esta cruzada por los archivos y sin ellos no se tiene pasado ni futuro.
En el Departamento de Reprografía del Archivo General del Estado del Oaxaca, se convierte a versión digital el acervo histórico documental y se atienden las solicitudes de reproducción de los documentos que se resguardan. El 31 de julio de este año, un usuario pidió la digitalización de los planos del Teatro Macedonio Alcalá.
Cualquiera que viva o haya puesto un pie en la ciudad de Oaxaca tiene un recuerdo de Teatro Casino Luis Mier y Terán, nombre con el que fue inaugurado el 5 de septiembre 1909. Además de resistir el paso del tiempo, el teatro ha sobrevivido a muchos sismos, algunos graves como el del 14 de enero de 1931 documentado por Sergei M. Eisenstein, el del 30 de septiembre de 1999 que lo tuvo cerrado hasta 2004 y los de septiembre 2017, donde afortunadamente no fue afectado estructuralmente.
Hablar del Teatro Macedonio Alcalá es hablar de todo tipo de expresión de las artes e incluso es hablar del deporte. En sus paredes suenan los ecos de eventos que van desde la ópera, el ballet, el teatro, el cine, hasta la lucha libre y el boxeo. Esto fue y es posible, pues como dice el libro “Historia Gráfica del Teatro Macedonio Alcalá” en el siglo XIX, el teatro “ya no se concebía únicamente como un medio para la edificación moral y para el disfrute; ahora era también un «símbolo antropocéntrico», nacido del racionalismo burgués. El teatro competiría con la catedral, pues si ésta representaba a Dios, aquel representaba al Hombre”.
Antes de digitalizar los planos, fueron restaurados en su totalidad, trabajo que finalizó entre los meses de mayo y junio de 2018. Se hizo remoción de intervenciones anteriores, corrección de plano, refuerzos, consolidaciones y reintegración cromática ya que todos los planos son cianotipos. Los planos se resguardan con una guarda de primer contacto en mylar seguida de una de segundo contacto en polipropileno.
Esta restauración fue necesaria debido a que para el centenario del Teatro, algunos planos fueron exhibidos durante largo tiempo sin filtros UV, ni medidas necesarias de protección de luz. El hecho de que los planos sean cianotipos los hace sensibles a la luz, la cual los daña precisamente porque de ella nacen, como se ha dicho en artículos anteriores.
Los planos fueron digitalizados en penumbra para tener un mayor control de luz desde el escáner ya que el color no debe variar en lo absoluto. El hecho de que sean de gran tamaño, obligó a que la digitalización se hiciera en partes que luego fueron empalmadas en forma milimétrica, para que la imagen fuera exacta al original.
Los planos están divididos en dos grupos el primero de la Compañía Fundidora de Fierro y Acero de Monterrey S.A. Contrato 17158:
- Plano 70. Julio 16 de 1907.
- Plano 71. Plano de palcos. Mayo 16 de 1907.
- Plano 72. Armaduras. Julio 4 de 1907.
- Plano 73. Julio 23 de 1907.
- Plano 74. Techo. 11 septiembre de 1907.
- Plano 75. Tragaluces. Agosto 5 de 1907.
- Plano 76. Julio 11 de 1907.
El segundo grupo, de Arthur Frantzen Company, en escala 1:100. De abril de 1908:
- Plano 6: Planta baja. México D.F. 4/21/908.
- Plano 7: Entresuelo y palcos primeros. Escala 1:100. México D.F. 4/20/908.
- Plano 8: Casino y palcos segundos. Escala 1:100. México D.F. 4/20/908.
Con absoluta seguridad, esta digitalización servirá para alguna toma de decisiones y para el plan de vida de alguien y esto será posible gracias al archivo.
Esperamos que hayan pasado una feliz Navidad, les enviamos nuestros mejores deseos para el año 2019 y los invitamos a conocer estos y otros documentos históricos en el Archivo General del Estado de Oaxaca. Sin archivos ordenados no hay transparencia, ni historia, ni cultura.
La imprenta del estado en el Archivo General del Estado de Oaxaca.
ARCHIVO GENERAL DEL ESTADO DE OAXACA
La Imprenta del Estado en el Archivo General del Estado de Oaxaca.
Por Jacobo Babines López
En las diversas visitas especializadas que se realizan al Archivo Histórico del AGEO, siempre surge una inevitable pregunta ¿Cuál es el documento más valioso que se resguarda en sus fondos?, e invariablemente doy la misma respuesta, si están hablando del documento más antiguo data de 1574, se refiere a un proceso de idolatría contra un indígena, pero si me hablan de qué documento por la información o hecho relevante destaca, esto depende de la formación académica y cultural de quien pregunta, ya que si son Arquitectos, sin lugar a dudas les llamara la atención los planos de 1908 de la construcción del Teatro Casino Mier y Terán, si son abogados se detendrán en los libros de actas y acuerdos del Congreso del Estado, a los médicos les llamarán la atención las campañas de vacunación, si son arqueólogos sin lugar a dudas quedarían embelesados con el inventario de los artefactos que se encontraron en la tumba 7 de Monte Albán. La magia de los fondos que resguardamos es que hay una infinidad de tesoros documentales poco conocidos y consultados, que versan en diversos temas referentes a todas las actividades que realiza el ser humano en la administración del Gobierno, uno de estos temas desconocidos es la Imprenta del Estado, que la localizamos en fondo Gobierno, sección Comunicación y transportes, que data de 1821 a 1950.
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La importancia de la imprenta radica que es el medio de comunicación por el cual el Gobierno, manda a publicar sus instrumentos internos (formularios, esqueletos, circulares, estadísticas, etc.), que utilizan para la buena administración del gobierno y externamente (bandos, edictos, decretos, etc.), para dar al conocer al pueblo las resoluciones administrativas sobre un tema específico: la buena moral, libros prohibidos, fiestas, campañas de salud, uso de espacios públicos y acontecimientos notables. Para esa época este medio va a ser el único con que cuente el estado para comunicarse, por lo cual es prioritario su buena administración, situación por la cual el estado contrata los servicios de particulares que se hagan responsables de esta tarea, mientras el gobierno les suministra las maquinas, utensilios, herramientas y consumibles para que hagan una buena labor. Toda esta información la vamos a tener contenida en la serie Imprenta del Estado.
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En ella encontramos los contratos y concesiones que hace el Estado con particulares para llevar la administración de la imprenta; un ejemplo es la copia del contrato del 11 de abril 1835 que firma la Junta Superior de Hacienda con Don Juan Oledo, donde se le nombra Director de la imprenta, por el sueldo de setenta pesos mensuales, siendo responsable de todas las impresiones ordinarias del Supremo Gobierno y de las demás oficinas del Estado, además de comprometerse a que las impresiones sean de alta calidad y que cualquier desperfecto en los equipos y materiales, los pagará de su bolso.
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También hay inventarios de los bienes muebles con que cuenta la Imprenta, estos detallan la descripción y cantidad de cada una de las piezas, el estado físico de los mismos y en algunos casos, se estipula el costo de los bienes. Muestra de ello es el inventario del 15 de febrero de 1872 que elaboró Nicolás Mariscal, en el que se puntualizan las prensas, moldes, cajas de texto, caracteres, letras capitulares, viñetas, tinteros, mesas, herramientas, acuñadores, etc., instrumentos con que se realizaban las tareas de imprimir los esqueletos, formularios, esquelas, edictos, bandos que mandaba el Gobierno Oaxaqueño.
Tal va ser la importancia de imprenta, que se expide el 17 de diciembre de 1821, un reglamento adicional para la Libertad de Imprenta, mandado por el emperador Agustín de Iturbide, a través de Don Manuel de Iruela y Zamora, teniente coronel de los ejércitos imperiales, intendente y jefe político de Oaxaca. En este reglamento se manifiestan las bases fundamentales de la Constitución del Imperio:
- La Unidad de la religión Católica, Apostólica y Romana.
- La Independencia de la antigua España.
- La unión de todos los actuales Ciudadanos del Imperio.
- La Monarquía hereditaria Constitucional Moderada.
- El Gobierno representativo.
- La división de los tres poderes: legislativo, ejecutivo y judicial.
Posteriormente especifica que no deben existir impresos que ataquen las bases de la Constitución del Imperio, o satiricen su observancia. Indica que los escritores o editores que ataquen directamente en sus impresos al Imperio, serán juzgados de acuerdo a la Ley del 12 de Noviembre de 1920, que trata sobre la libertad de Imprenta. Puntualizando si el escritor se declarase subversivo en primer grado se castigara con seis años de prisión, si en segundo con cuatro, en tercero con dos, perdiendo sus honores y destinos, siendo estos de clase eclesiástica o secular. En este reglamento también se norma el nombramiento de Fiscales que se encargarán de seguir la aplicación de este reglamento, a través de los alcaldes, jueces letrados y jurados. Se mandó a que este reglamento se publique, se haga guardar y cumpla con lo establecido. En la Intendencia se Oaxaca se publicó en enero de 1822, a través del jefe político y de su secretario Tomas José Romero.
Todos estos documentos son muestra de la riqueza que resguardan nuestros Fondos documentales sobre nuestro glorioso pasado, solo hay que acercarnos y examinarlos para aprender más de nuestra sociedad y gobierno, por lo que nuevamente los invitarnos a conocer y consultar el Archivo Histórico del Archivo General del Estado de Oaxaca.