Nunca es tarde para la titulación profesional

ARCHIVO GENERAL DEL ESTADO DE OAXACA

NUNCA ES TARDE PARA LA TITULACIÓN PROFESIONAL

Por Luz María González Cruz

Experiencia incomparable es la que se tiene al ser parte del personal del Archivo Histórico del AGEO. En esta vivencia encontrar miles de tesoros documentales, para mi es muy grato y satisfactorio; hoy en particular quiero compartir y recalcar la importancia de la Educación a lo largo de la historia, por lo tanto he de mencionar que en este pilar laboral contamos con un cuadro clasificador que abarca un acervo documental relacionado con el templo del saber.

En el Fondo “Gobierno”, Sección: Educación, Serie: Formación Docente, se ha descubierto un expediente que da mucho de qué hablar, pues se refiere al caso de una mujer que en el siglo XX se preparó para ser Docente de Profesión, cursando su carrera en la Escuela Normal para Profesoras y culminándola en 1902, a partir de esa fecha, pudo desempeñarse como profesora de Instrucción Primaria Elemental, gracias a la aprobación unánime que le dio el grupo de profesores que fungieron como jurado calificador.

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No obstante, el acreditar una profesión no sólo es tener aciertos de un jurado, es importante obtener un respaldo que valide toda la carrera, por lo cual la titulación es fundamental para ejercer como profesionista, situación de la que Sabina Rodríguez carecía al término de sus estudios. Aún así, eso no fue impedimento para que pudiera laborar en lo que había elegido, viviendo con la esperanza de recibir algún día su Título Profesional y gracias a una solicitud que le enviaron de la Secretaria de Educación, exigiéndole presentar a la mayor brevedad su Titulación y para dar cumplimiento al requerimiento solicitado, en el año de 1937 comenzó con los respectivos trámites en la oficina Jurídica de Revalidación de Títulos, en donde le expidieron una constancia de aprobación de examen. Así fue como después de varios años laborando como amante de la educación, a los 63 años de edad, en 1943 pudo adquirir aquel documento fundamental que se porta con orgullo y pasó a ser parte de su diario vivir: su Título Profesional.

Hoy en día se sigue viviendo esa situación, por diferentes motivos: desidia, no tener suficientes recursos, o “falta de tiempo”, no se logra obtener dicha cédula y aun sabedores de que la titulación nos puede abrir muchos caminos positivos tanto profesionales, laborales o personales, existe un gran número de personas que no ha alcanzado esta meta. Y aunque nunca es tarde para titularse, es importante recalcar que entre más rápido se consiga, con mayor facilidad se alcanzarán los objetivos laborales.

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La formación magisterial es una profesión que requiere no solo vocación, sino un esfuerzo para poder alcanzar la titulación y comenzar con la noble tarea de educar a las nuevas generaciones. Por tal motivo espero que esta anécdota, sirva a los profesionistas en todos los ramos que no están titulados, para que sin mayor tardanza, sean partícipes de dicha acción y no se enfrenten a una situación similar a la de Sabina Rodríguez. Y para todos quienes están cursando su carrera profesional quiero recordarles que está misma no termina hasta tener en nuestras manos la constancia final de nuestros méritos, desvelos y esfuerzos, por lo tanto no dejen pasar el tiempo para titularse.

Para finalizar quisiera hacer la extensa invitación a todos los que quieran conocer e indagar algún tema de su interés, para que nos visiten y puedan consultar nuestro Acervo Documental.

Sin archivos ordenados no hay cultura, ni historia, ni transparencia. Los invitamos a consultar este y otros Testimonios Documentales del Archivo General del Estado de Oaxaca.

La conmemoración del aniversario de la Revolución Mexicana en los años 30 del siglo XX.

ARCHIVO GENERAL DEL ESTADO DE OAXACA

La conmemoración del aniversario de la Revolución Mexicana en los años 30 del siglo XX.

Por Zaria Fuentes Sánchez

Es importante hacer una retrospección en nuestra historia de cómo se fue formando nuestra identidad nacional. A nivel nacional el Gobierno Federal implementó programas a través de la Secretaria de Educación Pública para que los niños conocieran su historia y sus héroes. En este caso la Revolución Mexicana y quienes participaron en ella.

En Oaxaca se crearon mecanismos para fomentar valores nacionales, estatales y municipales. Para ello se utilizaron las “Sesiones culturales” cuyos, actores o integrantes eran los profesores de las escuelas Primarias y Normales. Algunas de las características de estas Sesiones Culturales eran hacerlas los domingos por las tardes, ya sea en un teatro o en un espacio público. Un ejemplo eran las que se hacían en la ciudad de Oaxaca, en el teatro Luis Mier y Terán (actualmente Macedonio Alcalá). Además, tenían un esquema conformado por un discurso alusivo al tema que se celebraba, números musicales, obras de teatro, bailes, tablas gimnásticas, poemas, difusión de campañas para adquirir y fomentar los buenos hábitos, (por ejemplo: el antialcoholismo, sobre la higiene personal, los derechos de los niños, cómo ser un buen padre entre otros). Estos programas culminaban con la interpretación de algún himno.

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En el Archivo Histórico del Gobierno del Estado de Oaxaca, se han encontrado documentos referentes a las celebraciones que se hicieron en la década de los años 30 en el siglo XX, donde se promovió la celebración en las escuelas del Aniversario del inicio de esta contienda, a través de las Sesiones Culturales organizadas por los profesores. Encontramos un expediente que consta de un informe de las actividades que se efectuaron el día 20 noviembre de 1934, en la comunidad de Putla, Villa Guerrero, Oaxaca.

Este informe o programa de la Sesión Cultural se llevó a cabo con motivo de la celebración del aniversario número XXIV del inicio de la Revolución Mexicana, en el Teatro Infantil anexo a la escuela primaria para niñas “Francisco Ignacio Madero”.

A continuación se detallan los 12 actos del programa: El primer acto es una pieza musical donde no especifican el título de la misma, ni quien la ejecutó. El segundo fue una disertación del director de la Escuela Superior de niños, sobre “Conceptos de la Revolución”. En este apartado el director cumple con la política de enseñanza y desarrollo de un sentido de curiosidad en los niños y en la población en general, sobre el significado de la Revolución y su importancia. En el tercer acto viene escrita otra pieza musical. El cuarto acto “Ejercicios Gimnásticos” realizados por un grupo de niñas (estas eran alumnas de la primaria). La gimnasia era parte del programa educativo de educación física de la época. Los tres siguientes actos eran piezas musicales, en una de ellas, solo se menciona que se trataba de la canción “El sombrero Jarano” interpretada por la señorita Jacinta Martínez. En el numero octavo se menciona una alocución (discurso) hecha por un alumno, no se menciona el tema. A continuación, otra pieza musical y consecutivamente una representación teatral llamada “Echar la llave” representada por las niñas. Sigue otra pieza musical y por ultimo un canto y baile llamado las “Las gaviotas” también ejecutado por las niñas.

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Este documento fue firmado por los integrantes de la Junta patriótica de esa población: Presidente, Francisco Osorio, el Secretario, Juan González y el Director de la Escuela Superior de niños, Inocencio Félix Zarate. Donde nos muestra la interacción con personajes importantes del poblado y los maestros de la primaria, ya que estos últimos eran los encargados de ser ejes rectores de la población.

La primera fotografía muestra a un grupo de cinco alumnas de una edad aproximada de 12 años de la Escuela para niñas, Francisco I. Madero, vestidas con un traje de China de Poblana, rebozo negro, zapatos de piel con tacón y peinadas con listones. Representa el baile “Las gaviotas” y la foto contiene un sello de la escuela en la parte superior derecha en cuyo escudo tiene escrito el lema “La educación obligatoria, gratuita y laica”.

La segunda fotografía es de un grupo de niñas pequeñas que tienen vestidos de color claro con olanes, mallas en las piernas y listones en el cabello y sujetando unos aros cubiertos con flores y corresponden al acto “Ejercicios Gimnásticos”.

La tercera fotografía corresponde a otro grupo de niñas mayores ataviadas con ropa típica, unos enredos de tela color obscuro como faldas y blusas blancas bordadas, múltiples collares en el cuello y rebozos enredados en la cabeza; en las manos llevan algunas jícaras, molinillos de madera, cazuelas de barro con flores, etc. La fotografía muestra daño por el paso del tiempo.

Lo anterior demuestra que en los archivos se guardan documentos que son prueba del curso de la historia. Para algunas personas tal vez no represente algo, pero para otras es una fuente inagotable de datos que nos permiten reconstruir e interpretar los hechos. El archivo descrito nos enseñó la manera de conmemorar un hecho importante de nuestra historia y la manera en la cual un sector de la población se involucraba, confirmando que las escuelas son las instituciones que ayudan a reforzar nuestra identidad nacional.

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Mártires de la Revolución

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Mártires de la Revolución

Por Francisco Andrés López Martínez

Durante la participación en el proyecto de clasificación de archivos perteneciente al Archivo General del estado de Oaxaca , se realizó la organización de documentos que reflejan la historia de nuestro Estado, muchos de los cuales resultan muy interesantes por su trascendencia, sin embargo ninguno pudo cautivar tanto mi atención como aquel cuyo contenido denota un entorno lleno de ideales y pensamientos en pro a los principios relacionados con el movimiento revolucionario, el cual estuvo encabezado por dos grandes pioneros mejor llamados “Mártires de la revolución”, personas que en su momento se sacrificaron basándose en la fe que le debían sus seguidores, con quienes compartían el espíritu de lucha progresista por una mejor forma de ser dirigidos, así como también deseos y esperanzas de ver un cambio real, en la mentalidad de estructura organizacional que los regiría para ese entonces.

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Me refiero a un discurso construido por el señor Porfirio Pastor, como parte de un programa comunicado al gerente del diario regional para su publicación, organizado con la finalidad de conmemorar el sexto aniversario de un acontecimiento sucedido el 22 de febrero de 1913, donde dos personaje relevantes en la historia, quienes en vida respondían a los nombres de Francisco Ignacio Madero y el licenciado Don José Manuel Pino Suárez, fueron asesinados afuera del palacio de Lecumberri, con disparos fulminantes realizados por el teniente Rafael Pimienta y el mayor Francisco Cárdenas, bajo las órdenes del General Victoriano Huerta. Acto realizado aún después de haber sido obligados mediante un golpe de estado a firmar las respectivas renuncias de sus cargos, puesto que independientemente de que no continuaran en sus labores, las ideas revolucionarias seguían arraigadas en ellos, así como también en muchas personas que se veían afectadas por las reelecciones del general don Porfirio Díaz, quien habría mantenido el mismo orden durante años sin abrirse a nuevas oportunidades durante su gobierno.

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Sin embargo, se podía apreciar que en determinados momentos las personas fijarían posturas afines de acuerdo a sus diferentes perfiles de vida, así pues resulta alentador percibir que aún pasados los años, después de las luchas realizadas en nombre a la democracia que se encontraban respaldadas bajo el lema de “Sufragio efectivo, no reelección”, existan simpatizantes que defiendan el actuar de los personajes, reconociendo su intervención y su valor al encabezar dicho movimiento, actuando en representación de lo que para ellos era interpretado como el sentir de su pueblo.

El discurso culminaba con las siguientes frases que no podrían representar de mejor manera el orgullo hacia los ideales de dicho movimiento. “Guardemos para sus asesinos todo nuestro odio, toda nuestra execración; para nuestros compatriotas seamos como él quiso que fuéramos: mexicanos y hermanos antes que nada para el todo nuestro respeto y nuestra más profunda gratitud, ofrendémosles nuestras siempre-vivas y con voz muy alta, de cara al cielo lancemos nuestro apostrofe, ¡gloria a quien nos legó democracia, gloria a Don Francisco I. Madero!”.

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Descubriendo la fotografía antigua en el AGEO

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Descubriendo la fotografía antigua en el AGEO

Por Marlén Vera Ruiz

Como trabajadora del Archivo General del Estado de Oaxaca, he contado con la fortuna de apreciar de cerca los tesoros que guarda en su interior; fotografías que son una herencia invaluable para los oaxaqueños, que relatan la vida de esos años que formaron a Oaxaca como la conocemos ahora. Entre mis manos han pasado imágenes que provocan ternura, sorpresa y hasta risa, pero también hay otras que estremecen, que provocan llanto y dolor al mirarlas; fotografías que encierran terribles historias, que se leen sobre los documentos que las acompañan.

Imágenes que tienen diferentes texturas, que me trasladan al instante en que suena el obturador de la cámara. Fotografías brillantes con tonos que van desde los negros, pasando por los amarillos y morados, hasta los tonos azules, que me hacen añorar esos momentos familiares de convivencia con los abuelos, que entre brumas puedo recordar.

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Las sensaciones que transmiten las imágenes, se ven potenciadas gracias a los acabados y colores que cada técnica empleada dota a la fotografía y que se encuentran en el Archivo Histórico del AGEO. He podido observar técnicas como la albúmina, que se realizaba con clara de huevo batida, la cual se dejaba reposar hasta estar podrida y después con un poco de plata y otras mezclas, formaban una imagen amarillenta, que con el paso del tiempo se van desvaneciendo.

También he visto el colodión, que empezó a utilizarse en 1860. Las fotografías hechas con esta técnica cuentan con una superficie lisa y brillante muy difícil de reconocer, porque debido a la pureza de su hechura, se puede confundir con otras técnicas como la plata gelatina, que a simple vista tiene una apariencia casi idéntica. Gracias a la experiencia adquirida en el Archivo y haciendo un estudio minucioso, he podido identificarlo cada vez con mayor facilidad.

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Hay una técnica que encontré también en el Archivo, que me gusta mucho por la facilidad con que se hace, su color y los detalles característicos que puede verse en cada fotografía, se trata de la cianotipia, descubierta en el año 1842. Es una técnica que solo requiere una mezcla a base de sales de hierro, papel de algodón y el resto lo hace la luz del sol, ya que los papeles tratados con las sales se vuelven sensibles a la luz, y al exponerlos a la luz directa del sol, la imagen se revela en tonos azules. Cuando se descubrió se hizo muy popular debido a lo barato de los materiales con que se elaboraban. En el AGEO, no solo hay fotografías sino también copias de documentos, planos, croquis y mapas realizados con esta técnica.

Las fotografías con las que he logrado trabajar, en su mayoría fueron realizadas en la técnica de plata/gelatina, que comenzó a aparecer en el año 1885. Cuando la imagen era hecha con una técnica impecable, la imagen era de color blanco y negro con gran contraste, pero pueden aparecer en tonos cafés, dependiendo de la forma en que se imprimían. También pueden ser brillantes o mates, es decir con un color opaco, o pueden tener textura. Esta técnica presenta diversos acabados, dependiendo del motivo para el que fueron hechas.

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He encontrado retratos de extranjeros que llegaron a poblar la ciudad y trabajar como mercaderes, también fotografías de nuevos elementos incorporados a alguna dependencia, como la policía. Fotografías de niños, que no pasaban los 15 años y que eran alistados a las filas de la policía municipal, para cumplir un deber, pues en los tiempos de la Revolución, era un honor poder cumplirlo. También he visto con asombro y pesar, fotografías forenses que provocan sufrimiento al leer los documentos que las acompañan; aunque también dan testimonio de la época ayudándonos a entender la historia de ese momento.

Durante los 4 años que he trabajado con una pequeña parte del Archivo Histórico del AGEO he aprendido a observar las fotografías, no solo a mirarlas. Desde identificar con qué proceso están hechas y en qué momento de la historia podemos ubicarlas, hasta los deterioros que pueden presentar si no se toman las medidas necesarias para su correcta conservación.

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Es por eso que, junto con mis compañeros, he brindado mis conocimientos, con respeto y amor, a la conservación del legado fotográfico y documental, de la comunidad oaxaqueña.

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