La Conservación de los archivos históricos.

ARCHIVO GENERAL DEL ESTADO DE OAXACA

La Conservación de los archivos históricos.

Por María Fernanda Blázquez Blásquez

Estas líneas tienen la intención de acercar al lector al desarrollo de una actividad profesional muy poco conocida, me refiero a la conservación del patrimonio documental, de la cual depende el rescate de las fuentes primarias de nuestra historia.

La Conservación es una disciplina científica que se encarga de prevenir y minimizar el deterioro de los bienes culturales. La Restauración es un área dentro de ella, que lleva a cabo los procesos que permiten consultar un documento antiguo sin que se haga polvo entre nuestras manos y sin que corramos el riesgo de contaminarnos de ácaros y microorganismos que suelen habitar en el papel.

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La información escrita contenida en un documento es tan relevante como el material del que está hecho, por ello se busca su conservación integral. Si sólo fuera importante el contenido de los documentos, podríamos limitarnos a transcribirlos, fotografiarlos o digitalizarlos, pero debemos reflexionar que, el tipo de material que se usó para elaborarlos habla por sí solo: el lino o madera usado para fabricar el papel, el tipo de tinta empleado, el uso de una pluma de ave para escribir o de una imprenta, proporcionan datos relevantes sobre el desarrollo tecnológico de un grupo en un momento y un lugar determinado.
Dentro de un archivo se debe trabajar en dos ámbitos: Organización y Conservación. Buscar un documento en un archivo desorganizado es como popularmente se dice, “encontrar una aguja en un pajar”; de la misma manera, si no se tienen las condiciones adecuadas para resguardar los documentos y no se les da el trato adecuado, su permanencia se condiciona dramáticamente.

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En nuestro país la conciencia de la conservación del patrimonio documental se encuentra prácticamente en germinación. En siglos pasados este tipo de acciones se restringían sólo a objetos clasificados como obras de arte, a los relacionados con el culto religioso y a los procedentes de época prehispánica, éstos últimos con especial interés por identificarse con la cimentación de una identidad nacional.

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En el ámbito académico, en 1945 se fundó la Escuela Nacional de Biblioteconomía y Archivística y en 1968, la Escuela Nacional de Conservación y Restauración. En los inicios de ésta última, el acercamiento al papel fue casi exclusivo desde el enfoque de obra artística, fue hasta hace aproximadamente 20 años que la conservación en archivos y bibliotecas se abrió como campo laboral para los conservadores y lo hizo con una óptica distinta, la de la Conservación preventiva, cuya primicia es la siguiente: si la inversión en restauración resulta onerosa, es preferible aplicar medidas precautorias que permitan desacelerar el ritmo natural del deterioro y evitar el daño que normalmente ocurre por abandono, ignorancia o malas políticas de almacenamiento y manipulación; con ello tendríamos que estar un paso adelante antes de que el deterioro ocurra. Desafortunadamente aún hay trabajo por hacer para sensibilizar a las entidades productoras sobre cómo manejar su documentación, para que cuando se convierta en histórica no tenga las huellas irreparables del paso del tiempo y del hombre.

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Por otra parte, el panorama actual al que nos enfrentamos es que los estragos del descuido y desinformación ya han hecho presa del deterioro a los archivos, por lo que para rescatarlos es indispensable aplicar técnicas no sólo de conservación preventiva sino de restauración.

En este contexto podemos centrarnos en la experiencia de Oaxaca. El Archivo Histórico del AGEO con sus 3 kilómetros lineales de documentos, se ha convertido en un ejemplo de avanzada en conservación integral, a nivel nacional y de Latinoamérica.

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A partir de 2011 se han limpiado y desinfectado metódicamente más de 91 mil expedientes, y se han restaurado 13 mil. Recientemente se ha mudado el archivo al que será su hogar definitivo, un inmueble que fue creado para proveer de las condiciones idóneas tanto de conservación como de consulta y que proyecta convertirse en el receptáculo de los otros archivos históricos de la entidad, lo cual plantea un compromiso y garantía de preservación del legado documental de los oaxaqueños.

El encuadernador en el archivo

ARCHIVO GENERAL DEL ESTADO DE OAXACA

EL ENCUADERNADOR EN EL ARCHIVO

Por Nidia Emireth Mendoza Rojas

Hablando como encuadernador dentro del campo de la restauración de libros, es indispensable mencionar los objetivos más importantes: estabilizar y conservar los volúmenes, con tal de que sigan disponibles para investigación o consulta. Siempre teniendo en mente recuperar el material original que lo conforma, frenando el deterioro detectado, sin distorsionar los elementos y que estos impidan o modifiquen el estudio de la temporalidad de la encuadernación, así como promover la importancia y el uso respetuoso de una pieza histórica y a la vez cotidiana: el libro.

Se entiende como encuadernación una forma de conservar y proteger un conjunto de folios, en el caso de las encuadernaciones en un archivo, esta función es todavía más importante ya que mantiene vivo un testimonio histórico, que es parte de una realidad colectiva.

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He tenido la oportunidad de trabajar dentro del Archivo General del Estado de Oaxaca (AGEO) en donde hay libros del siglo XVIII, XIX y XX los cuales son una muestra de cómo han cambiado las técnicas de encuadernación en Oaxaca, vemos la adaptación a nuevos materiales a través del tiempo, buscando la practicidad siempre como necesidad constante dentro de la función de un archivo. Así mismo, presentan deterioros diferentes como resultado del uso y resguardo.

Generalmente podemos identificar las encuadernaciones de archivo por ser austeras en cuanto a decoración, pues su trabajo es responder a la necesidad administrativa de llevar un control estricto sobre las funciones de una institución, siendo un conjunto de documentos ordenados (recibos, cartas, actas, impresos, comprobantes, vales, facturas, etc.), que son cosidos, protegidos con tapas de cartón rígido y este a su vez cubierto con diferentes materiales: piel, papel, tela etc. Normalmente son encuadernados por el mismo personal del acervo para un mejor control, pero muchas veces sin una técnica profesional del oficio.

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Sin embargo hubo excepciones. Dentro del mismo Archivo, encontramos libros con materiales más lujosos y decoraciones y acabados más trabajados, pero eran pedidos especiales, regularmente para entrega de cuentas o cierre de ciclo, hechos de piel o gamuza decorada con placas de hierro caliente para imprimir diseños geométricos, papeles importados o decorados con técnicas especiales, portadas ilustradas a mano por calígrafos expertos.

A partir de la segunda mitad del siglo XIX, se dejaron de hacer los libros en estas instituciones, buscando alternativas para guardar documentos sin tener que encuadernarlos pero manteniéndolos unidos y en orden, en carpetas, archiveros o incluso cajas y las formas de unión se simplificaron al uso de grapas, clips o broches de metal. En el ámbito contable, en donde se requieren libros para registro de cuentas, optaron por comprarlos elaborados industrialmente, hechos en México o importados, según el presupuesto, cada ejemplar tenía una etiqueta pegada en la parte interior de la tapa para identificar el modelo, el taller o la casa de importaciones.

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La transición de materiales dentro de este ámbito fue parte de una ola de industrialización, resultado de constantes cambios para generar una producción más ágil y barata, aunque menos resistente. Por ejemplo, los adhesivos cambiaron de ser de origen animal a sintético; el papel de algodón hecho a mano por maestros papeleros, al papel de pulpa de madera hecho y blanqueado con químicos en fábricas; la forma de unión más común era el uso de hilo, hasta hoy persiste, aunque después se introdujeron grapas o adhesivos que se activan por medio de calor.

La piel y el pergamino que eran los elementos más comunes para cubrir las tapas de un libro, fueron remplazados con una tela plastificada llamada keratol que aparenta tener la misma textura y mayor variedad de colores.

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Toda esta diversidad en procesos, combinación de materiales condicionados por el uso, almacenamiento y los factores naturales como el sol o la humedad, conforman lo que con el paso del tiempo se ha llegado a nombrar “archivo muerto”, cuando en realidad es un archivo vivo que está esperando tener atención y trato digno para seguir con su propósito, mostrar a muchas generaciones lo que el pasado ha escrito sobre ellos.

Historia moderna del Archivo General Del Estado De Oaxaca

ARCHIVO GENERAL DEL ESTADO DE OAXACA

HISTORIA MODERNA DEL ARCHIVO GENERAL DEL ESTADO DE OAXACA

Por Jacobo Babines López

Extensa es la historia del Archivo General del Estado de Oaxaca, pero en este artículo solo veremos los que consideramos momentos importantes en el desarrollo de esta importante institución, puesto que en otros estudios se han enfocado en ver los espacios en que se ha resguardado la documentación del AGEO. Estas breves líneas verán la parte del desarrollo de su tarea archivística.

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De acuerdo a la documentación contenida en el AGEO, podemos constatar que desde 1930, a través del Departamento de Estadística y Archivo, comienza la organización de los archivos a partir de un sistema de claves numéricas como el que era empleado en la organización de las bibliotecas, pero es a partir de la década de los 40, que encontramos manuales, cuadros de clasificación, proyectos de organización, informes y reportes donde se asientan los avances de la clasificación de los documentos.

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La era moderna de la archivística en México
También encontramos que el personal del departamento de Estadística y Archivo participó en el Primer Congreso Nacional de Archivistas, celebrado en la ciudad de México del 21 al 28 de octubre de 1944 en el Palacio de Bellas Artes, donde se concluyeron los siguientes puntos: la creación de la Dirección General Autónoma de Archivos Nacionales, y los departamentos de Archivos Históricos y Archivos Administrativos. La creación de un organismo autónomo denominado Central de Archivos, que tendrá una comisión técnica, y verá por la unificación de sistemas, técnicas y procedimientos administrativos de los archivos nacionales. Y por último, en cuestión de la profesionalización, la Escuela Nacional de bibliotecarios y archivistas, se organizará dentro del Instituto Politécnico Nacional, así como la constitución de la Sociedad de Archivistas. Todos estos puntos formaran la era moderna de la archivística en México.

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En 1970 se da otro importante momento en la historia del AGEO, con su traslado a Santos Degollado No. 400 (Curato de Siete Príncipes atrás de la Casa de la Cultura), con lo que empezaría la institucionalización de este ente administrativo. Se empiezan a nombrar Jefes del Archivo General de 1980 al 2004: Manuel Esparza, María Victoria Ramírez López, Eva León Vicente, Leonel Bautista Martínez, Mauricio Nieto Garcini y Relder Leguz Gutiérrez Ruiz. Es en esta época donde se trabajan y publican los primeros catálogos documentales y se conforman los fondos documentales de: Alcaldías Mayores, Real Intendencia, Obispado de Oaxaca, Tesorería principal, Tesorería General, Censos y padrones, Secretaria General de Gobierno, Asuntos Agrarios, Educación Pública, CATASTRO, Fomento y Periodo Revolucionario.

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En este periodo comienza una relación estrecha con los investigadores: Ronald Spores, Irene Huesca, Manuel Esparza, Rosalba Montiel Ángeles, María de los Ángeles Romero Frizzi, Gonzalo Rojo Guerrero, Francisco José Ruiz Cervantes, Anselmo Arellanes Meixueiro, Eliseo Hernández Ramírez, Juan Altamirano Cruz, Francisco Aguilar Quirino, Armando Altamirano Sánchez, Digna V. Antonio Santiago, María Victoria Ramírez López, Carlos Sánchez y Fancie Chassen-López, logrando que los documentos del archivo fueran consultados con mayor frecuencia y propiciando la publicación de varias obras sobre la historia de Oaxaca.

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Organización y estabilización del Archivo Histórico
Por ultimo, en 2011 el Gobierno del estado de Oaxaca, con apoyo de la Fundación Alfredo Harp Helú (FAHHO), a través de la asociación civil Apoyo al Desarrollo de Archivos y Bibliotecas de México (ADABI), inicio la organización y estabilización del Archivo Histórico del Archivo General del Poder Ejecutivo del estado de Oaxaca. Con el cual se obtuvieron las Guías inventarios de los fondos Gobierno, Hacienda, Justicia, Milicia y Registro Civil, organizándose 217,493 expedientes y 13,138 libros, contenidos en 25,472 cajas AG12. Además se construyó un edificio en la Ciudad de las Canteras para resguardar en repositorios especiales los documentos históricos de Oaxaca y con espacios bien acondicionados para los departamentos de Organización, Conservación y Restauración, Reprografía y Consulta.

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Por otro lado y como parte de un proyecto integral para el público en general, este edificio cuenta con una biblioteca infantil, una juvenil y para adultos, una bebeteca así como también una ludoteca, además de un Auditorio donde se llevan a cabo diversos eventos culturales para los oaxaqueños y oaxaqueñas. Sin lugar a dudas este nuevo espacio hará que los Oaxaqueños se sientan orgullosos de su historia y legado cultural. Los invitamos a conocer todos estos espacios.

Restauración del papel, terapia intensiva

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RESTAURACIÓN DEL PAPEL, TERAPIA INTENSIVA

Por María Magdalena Heredia Espitia

Gracias al proyecto “Rescate del archivo histórico de Oaxaca”, se comisionó a especialistas para capacitar y sensibilizar a un grupo de personas que desarrollaríamos la noble tarea de rescatar del polvo y del olvido la memoria escrita de Oaxaca.

La primera labor fue comprender que el papel se compone por fibras y que sus propiedades cambian por diversos factores, por citar un ejemplo, el papel hecho de algodón es más resistente al paso del tiempo que el elaborado a partir de madera.

Aprendimos acerca de las causas y efectos del deterioro en el papel y cómo la humedad, el polvo y las plagas destruyen desde un documento hasta una colección completa. Haciendo conciencia de que el principal responsable de muchos deterioros es el hombre, ya que por vandalismo, negligencia o ignorancia dañamos documentos, les ponemos clips, grapas y hasta alfileres, que con el paso del tiempo, se corroen afectando al papel. ¿Y si están rotos? Los pegamos con cinta adhesiva que después se hace rígida y al caerse deja una mancha pegajosa en el papel. Para cerrar con broche de oro los guardamos en lugares poco adecuados.

En mi experiencia, trabajando como conservadora en el archivo histórico, ha sido impresionante ver pasar frente a mí infinidad de documentos que parecen haber sobrevivido por milagro, algunos debilitados por hongos, quebradizos o con gran cantidad de roturas.

Durante el proceso de limpieza me siento como si fuera un médico examinando al paciente, llenando su ficha clínica, diagnosticando y buscando el mejor tratamiento para su cura; puesto que los documentos, así como los seres humanos son todos diferentes entre sí, no hay un solo remedio para todos. Hay que considerar el tipo de fibra, técnica de factura y la causa del deterioro para encontrar algo que no le haga más daño y lograr que viva por más tiempo.

Así conocí un proceso de restauración que me rompió un paradigma: el lavado y laminado del papel. ¿Lavar un papel? ¿Y si se deshace? ¿Y si se borran las letras? Todas estas preguntas se agolpaban en mi mente. Si te está pasando lo mismo a ti que me estás leyendo, te voy a explicar cómo se hace y espero que al igual que a mí, te parezca fascinante este proceso.

Proceso de laminado y lavado.

El laminado consiste en adherir un soporte secundario a un papel muy dañado, que ya no puede sostenerse entre las manos, con el objetivo de mejorar sus propiedades físicas y químicas, permitiendo una mejor conservación, consulta y almacenamiento del mismo.
Para realizar este proceso, previamente se tiene que lavar el documento para evitar encerrar entre éste y el nuevo soporte polvo y suciedad acumulada al paso del tiempo. Primero se hacen pruebas para asegurarse de que la tinta no sea soluble en agua y evitar que se corra. Por otro lado, se debe ser sumamente cuidadoso de no alterar u ocultar la información del documento, especialmente sellos, firmas, timbres, etc., al colocar el soporte secundario.

Una vez considerado todo esto podemos lavar el papel, entre mallas especiales y con un rocío muy ligero de agua vamos humectándolo, de esta manera se relajan las fibras que lo componen y se preparan para sumergirlo en agua tibia dentro de una tina especial, en donde con el movimiento delicado de una brocha de pelo suave, vamos sacando suciedad.

Para devolver resistencia y unión entre las fibras del documento, adherimos a él una hoja de un papel japonés traslúcido, sumamente delgado pero muy resistente con un adhesivo especial que penetra en su estructura, uniendo los dos soportes y dejando secar con el peso de vidrios entre mallas y papel de algodón.

¿Qué te parece? Así es como una hoja rota, arrugada o casi deshecha se recupera; rescatando estos documentos que contienen la memoria de hombres ilustres y el testimonio de su paso por la historia de nuestro país.

Pero hagamos esta historia más nuestra, ahora mismo ¿Te has preguntado si habrá algún documento que hable de alguno de tus abuelos o bisabuelos? Puedo compartirte que en estos papeles viejos, algunos colaboradores y yo mientras trabajamos, tuvimos la fortuna de encontrar testimonios de un familiar cercano; un encuentro con nuestra historia personal. Te invito a que tú también lo descubras.

Es así como además del valor histórico que poseen, le damos también valor sentimental. Rescatar algo muy querido para no olvidar, es para mí, como no dejar morir parte de nosotros.

Sin archivos ordenados no hay cultura, ni historia, ni transparencia. Los invitamos a consultar este y otros Testimonios Documentales del Archivo General del Estado de Oaxaca.

Los indultos: parte de las conmemoraciones en el siglo XX

ARCHIVO GENERAL DEL ESTADO DE OAXACA

LOS INDULTOS: PARTE DE LAS CONMEMORACIONES EN EL SIGLO XX.

Por Irma Lidia Zarate Cruz

En el Archivo Histórico del Estado de Oaxaca, se resguardan los documentos generados por las diversas instituciones de la administración Gubernamental en diferentes épocas. La labor de poder rescatar este archivo fue titánica, pero no imposible, y gracias a la organización y al empeño por rescatar este archivo, el esfuerzo comenzará a dar frutos ya que se encontrará disponible al público en general.

El fondo documental más extenso es el de Gobierno y dentro de el, encontramos la sección de Cárcel Estatal en la cual detallaremos la serie Solicitudes, mediante las cuales los reos realizaban diversas peticiones, en particular la denominada Indulto(1).

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Desde el siglo XIX, los presos recluidos en las cárceles públicas del estado y que eran sentenciados a la pena de muerte, podían requerir el indulto al Congreso del Estado quien tenía esta facultad.

Para principios del siglo XX, los expedientes nos muestran que el Congreso autorizó al gobernador del Estado, la gracia de indultar a los “reos rematados” (reos cumpliendo sentencia) en fechas conmemorables en la historia de nuestro país (Independencia, Revolución, Día de la Raza, Transición de poderes, etc.,) y para celebrarlas, se les absolvía o les eran reducidos de uno a cuatro años a su sentencia, dependiendo del periodo a que habían sido sentenciados y con la condición de haber cumplido una cuarta parte de la misma y observado una buena conducta durante su reclusión.

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En 1935, conmemorando el aniversario de la iniciación de la Independencia, el reo rematado Pablo López recluido en la Cárcel pública de esta ciudad, solicitó el Decreto de indulto especial: había cumplido más de la quinta parte de la condena de 5 años por el delito de homicidio, también había observado buena conducta durante el tiempo de reclusión y no era reincidente por lo que le fue concedido el indulto quedando en absoluta libertad(2).

En el año de 1943, los reos rematados recluidos en la cárcel pública, solicitaron al ejecutivo del Estado, se dignara ordenar la publicación del Decreto respectivo donde se concedía el indulto, ya que tenían información de que la Honorable Legislatura del Estado concedió indulto a todos los presos sentenciados, que se encontraran extinguiendo su condena. Y para sustentar su petición, anexaron ejemplares del “Periódico Oficial” en los que aparecían publicadas Leyes de indultos anteriores. Así como la lista de reos que lo solicitaban(3).

Los documentos nos muestran que esta situación propició la prohibición a los reos de servir en las instituciones y que pagaran su condena en la prisión, lo que llevó a que las cárceles se saturaran y los subsidios dados por el Gobierno no alcanzaran para su manutención, por tal motivo podemos suponer que el Honorable Congreso del Estado, tomó la determinación en conjunto con el poder Ejecutivo, para decretar leyes de indulto en conmemoraciones y aniversarios de nuestra Independencia y Revolución mexicana, brindándoles, la oportunidad a los reos rematados de gozar de este beneficio.

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En la actualidad, el Gobernador del estado realiza los indultos a los presos que se encuentran recluidos en las cárceles del estado y que cumplen con todos los requisitos que establecen las leyes actuales, cada 15 de septiembre en conmemoración de nuestra Independencia.

Es un honor trabajar en el Archivo Histórico de Oaxaca, ya que este contacto permite el conocimiento de cómo se va escribiendo la historia día a día y la evolución de la administración de los tres poderes que nos rigen; así mismo, apreciar la importancia de conservarlos y resguardarlos, pues no son montañas de papeles inservibles, al contrario tienen vida y sobre todo un valor patrimonial que debemos atesorar por siempre.

Sin archivos ordenados no hay cultura, ni historia, ni transparencia. Los invitamos a consultar este y otros Testimonios Documentales del Archivo General del Estado de Oaxaca.

1.-Indulto: gracia que el poder público otorga a los condenados por sentencia firme e irrevocable, remitiéndoseles toda la pena que se les impuso o parte de ella, o conmutándosela por otra, considerada más suave.
2.-Fondo Gobierno, Sección Cárcel, Serie Libertad absoluta, 1935.
3.-Fondo Gobierno, Sección Cárcel, Serie Solicitudes, 1943.