Cheri Rale Nisado’ | De este lado nace el mar

Cuando un artista abre una carpeta y decide mostrarla al público, de lo que contiene: sea la técnica o el estilo que quiera proyectar. Ya le queda poco o nada que decir.  Este no es el caso de Bido’ Guuze’.  A lo largo de varios años de encontrarme con sus obras, puedo decir con certeza que es un narrador de lo que fuimos, es un cronista visual, es un artista que deja –casi- todo en el papel. En especial, sobre esta serie de acuarelas, reunidas en esta exposición “CHERI RALE NISADO’”, él, nos trae al presente, una realidad que no está en ninguna parte, sino en el corazón apasionado de ser istmeño. Bido’ Guuze’, precisa qué elemento poner, qué evoca, qué representa.

En el lienzo, está representado todo el universo de los zapotecas, pero está incluido, a la vez, el mundo desmitificado, que trae aires nuevos, aires de fuera, es encantador mirar un elefante de circo entre tacones de animales máscaras. Esta relación de lo real y de lo fantástico, perdura a lo largo de todas las piezas reunidas para evocar y provocar.

Bido’ Guuze’, enmascara a los animales y vuelve a los hombres animales enmascarados, una argucia visual que pliega misticismo a la pieza, un retorno a lo que eran nuestros ancestros, nuestros sabios padres, todos ellos llenos de vibrante colorido.

En estas acuarelas lo mismo danza los insectos que la muerte, toca el saxofón un anfibio, concurren avispas y luciérnagas a la siembra, hay un elemento puesto en donde justo merece estar, unos ángeles coronan al padre león. O al más sagrado de los jaguares de la estirpe zapoteca, posa en actitud sensual. Toda una narrativa que no termina de contarse, en una sola pieza.

Bido’ guuze’ lleva los pinceles al papel para revelar a un jeromeño, trae a la vista las memorias de infancia, los ratos de caricia que su madre le ha prodigado de su gente zapoteca, de esa sierra enclavada en las tierras del Picacho. Y nos las revela con maestría, con picardía conspicua.

Hay muy pocas narrativas visuales y las de Bido’ Guuzé cubren estos lastres vacuos, que la galopante realidad aniquila, desmemora, y apuntala para no tener sino discursos falsos, alegórico y banales. La otra cara que ahora se muestra, vemos un istmo distinto, quizás narrativas elegidas que no terminan por contarse, quizás hace falta perniciosamente recontarse.

Víctor Fuentes

Escritor zapoteca (Premio CASA 2011.)